miércoles, 10 de septiembre de 2008

Breve Historia de la Formación Docente

Breve Historia de la Formación Docente

Los Orígenes

A. H. Francke[1] (1663-1727), distinguido representante del pietismo[2] y de la pedagogía pietista en Alemania, fue el fundador de reconocidas instituciones escolares en la ciudad de Halle, en el distrito homónimo, a orillas del Río Saale. El complejo escolar de Halle llegó a tener una matrícula de tres mil estudiantes bajo la responsabilidad académica de doscientos profesores. Allí funcionaban: una escuela para niños pobres, un orfanato, una escuela primaria destinada a los hijos de artesanos y pequeñoburgueses (Bürgerschule), una academia para hijos de pudientes (Pädagogium), un instituto para quienes iban a cursar estudios superiores (Gymnasium), una escuela normal de docentes (Seminarium praeceptorum) y una escuela normal secundaria (Selectum praeceptorum). Una característica fundamental del complejo de Halle, era su doble condición de existencia: fuerte inspiración religiosa y diversificación según las determinaciones de clase social.

Juan Bautista La Salle, nació en Reims (Francia) en 1651, ciudad en la que, para 1684, creó el Seminario de Maestros de Escuela. Su intención era formar maestros de estado seglar, pero con sentido religioso.

Con el acontecimiento de la Revolución Francesa[3], se define la idea de crear un “hombre nuevo”, ello solo sería posible con una educación que tuviera la misma característica y fuera radicalmente diferente a la desarrollada durante el ancien regime. Los rasgos más visibles de la Revolución Francesa, no sólo vienen dados por la forma de gobierno republicano, la igualdad de los ciudadanos ante la ley y la separación de la Iglesia y el Estado, sino que ello, en conjunto, también conduce a cancelar el ejercicio del monopolio que en materia educativa ejecutaba la misma iglesia. El nuevo enfoque establecería lo siguiente: es obligación del Estado ofrecer educación universal, laica y bajo la razón y la ciencia; además, la escuela republicana tendría la responsabilidad de enseñar los principios políticos y morales de la nueva república.

En este nuevo contexto histórico-político de la Revolución Francesa, el Marqués de Condorcet[4] (Jean Antoine Nicolás de Caritat) fue uno de los grandes propiciadores del cambio educativo. Entre sus aportes están el a) Informe de Instrucción Pública[5] y b) Cinco Memorias sobre la Instrucción Pública, ambos redactados en 1790 y presentados como proyectos en la Asamblea Legislativa Francesa[6], en 1791. Ambos documentos serán las bases de iniciativas y realizaciones que, en el campo educativo, se dieron durante la Revolución Francesa.
Como todos los “ilustrados”, Condorcet depositaba una confianza ciega en la educación como instrumento idóneo para contribuir a la realización del progreso indefinido, tomado este concepto en su acepción más amplia, desde las estructuras productivas, científicas, técnicas, sociales, jurídicas, etcétera, hasta la perfectibilidad del hombre. Las fuentes de su pensamiento en materia educativa deben buscarse, sobre todo, en las ideas “enciclopedistas”, quienes, si bien nunca elaboraron una doctrina orgánica sobre la materia (algunos de ellos, como Diderot, se ocuparon de aspectos fundamentales de la enseñanza superior), generaron un clima favorable a la secularización, al considerar la enseñanza como un servicio público, además de exigir una orientación más realista a través del estudio de las ciencias, entre las cuales se mencionan las morales y políticas y las técnicas, nociones de economía y agricultura...[7]

De acuerdo con el Informe y Proyecto de Decreto sobre la organización sobre la organización general de la instrucción pública, presentado a la Asamblea Nacional en nombre de la Comisión de Instrucción Pública, los objetivos, según el Marqués de Condorcet, serían los siguientes:
1. Asegurar a cada uno la facilidad de perfeccionar su industria, de capacitarse para las funciones sociales a las que ha de ser llamado, de desarrollar toda la extensión de las aptitudes que ha recibido de la naturaleza; y establecer de este modo entre los ciudadanos una igualdad de hecho y dar realidad a la igualdad política reconocida por la ley. Tal debe ser la primera finalidad de una instrucción nacional que, desde este punto de vista, constituye para el poder público un deber de justicia.
2. La instrucción debe ser universal, es decir, extenderse a todos los ciudadanos. Debe repartirse con toda la igualdad que permitan los límites necesarios de los gastos, la distribución de los hombres sobre el territorio y el tiempo más o menos largo que los niños puedan consagrarle.

El Estado, ahora como Estado docente, impulsaría la educación en función de la construcción de una ciudadanía nacional y de un ciudadano que respondiera socialmente a los requerimientos del Estado republicano y, en consecuencia, estuviera incorporado al pensamiento socio-político y jurídico que se pregonaba desde los estatutos de la Revolución; donde estar capacitado “para la funciones sociales a las que ha de ser llamado”, coloca el acto de formación, en una formación para los ciudadanos.

La sistematización del acto propiamente formativo por parte del Estado francés; es decir, de “preparar” a quienes se encargarían de tal responsabilidad, se concretó institucionalmente en la Escuela Normal, fundada el 30 de octubre de 1794[8]. Del 21 de enero al 19 de mayo de 1795, con un curso de apenas cuatro meses ofrecido por Joseph Lakanal en los espacios del Anfiteatro del Museo de Historia Nacional, se da inicio a la Escuela Normal. En el informe donde Lakanal justificaba la creación de las escuelas normales, se indicaba que tendrían como propósito: “former un très grand nombre d’instituteurs capables d’etre les executeurs d’un plan qui a pour but le régénération de l’entendement humain”[9] Ahora, con ritmo nuevo, comienzan a circular voces como: la formation de maîtres, école normale, l’art d’enseigner, instituteurs, institutrices, maîtres, maîtresses, l’école annexe, conseillers pedagogiques, inspecteurs. La orientación fundamental que recorrería las responsabilidades de acción pedagógica en las escuelas normales, consistiría, no tanto en aprender las ciencias, sino el arte de enseñarlas.

Pocos años después, “en 1811 se fundó en Francia una Escuela Normal más parecida al modelo que conocemos, con estudiantes pensionados y un programa similar al que debían enseñar a sus discípulos, mientras que experiencias similares se desarrollaban en Prusia y los países escandinavos. El impulso decisivo vino de los Estados docentes de fines del siglo XIX, que se apoyaron en la educación para construir una ciudadanía nacional. La Escuela Normal se convirtió en aquella época en el símbolo del progreso y de la ilustración del pueblo, concitando el apoyo de intelectuales y científicos”[10]

Las Escuelas Normales, como centros de formación para docentes, serían la institucionalización duradera, hasta el presente, de una concepción formativa que fortalece la responsabilidad del Estado, la dirección ético-política de la ilustración, la escuela pública y la ciudadanía, entendida como eje articulador de la concepción ontológica. El énfasis en el desarrollo de programas de asignaturas similares a los que debían enseñar los futuros maestros, no sólo representa la visión de formación entendida como “conocer el programa”, que equivaldría a capacitación, sino que, además, así queda garantizado la circulación de saberes predeterminados, seleccionados e institucionalizados por el Estado.

La otra importante consideración sobre la puesta en escena de las escuelas normales, es, precisamente, lo que en este contexto normal significa. En su origen latino, la voz norma refiere una especie de escuadra utilizada para arreglar y ajustar maderas, piedras y otras cosas; además, también identifica toda regla a seguir o a la que se deben ajustar conductas, tareas y actividades; así una escuela denominada normal, sería donde, por su misma naturaleza, se enseñe y se practique como ajustar ciertas normas establecidas de antemano, sean estas de: conocimiento, socio-conductuales, éticas, políticas, culturales, de pensamiento.

La experiencia de la Escuela Normal, como dispositivo esencial que garantizaba no solo el despliegue de los ideales de la ilustración y la ilustración misma de los ciudadanos, sino que además era la referencia directa del progreso, la ciencia, la técnica y las ideas, se extendió por Europa y América. Sin intentar hacer paralelismo, en los casos de España[11] e Inglaterra[12], por ejemplo, la formación profesional de docentes, comenzó a institucionalizarse de manera regular. En América, países como Argentina[13], Colombia, México y Venezuela, entre otros, han definido en distintos momentos, la formación docente por la vía de las Escuelas Normales.

En las tres últimas décadas del siglo XX, y en lo que va del XXI, varios países de América Latina, impulsaron procesos reformativos en sus sistemas educacionales o de parte de ellos. En términos generales, tal tarea estuvo signada, sobre todo, por cambios en los aspectos de orden curricular y ciertas transformaciones de orden estructural. En este ámbito, la formación docente, aun cuando constituye un componente central de los sistemas educativos en general, sigue pendiente su abordaje como política para los tiempos contemporáneos; quizás para poder reconfigurarla como un lugar académico, ético, social, político y cultural, donde puedan ocurrir los cambios que exige el magisterio del futuro.

Desde el punto de vista histórico, la primera y primaria tradición formativa sistemática que definió lo ontológico del magisterio venezolano, pudiera afirmarse, estuvo representada por las Escuelas Normales, concebidas y desplegadas desde la concepción del Estado protagónico, que se trazaba como meta la creación de un sistema educativo que tendría como principal objetivo, dar sus mejores esfuerzos para construir una Nación en condiciones emergentes. Así, el Estado, a través de las Escuelas Normales como dispositivos de formación, se reservaba para sí la responsabilidad de construir los nuevos ciudadanos que requiere la naciente Nación. Los y las agentes especiales para impulsar esa tarea, serían los maestros y las maestras normalistas.

Sobre esta matriz inicial, la vanguardia de hacer ciudadanos ha sido una constante esencial de la mayoría de las tendencias y propuestas de formación docente. Tal como lo indica Alejandra Birgin: “Las Escuelas Normales y los Institutos del Profesorado fueron instituciones centrales en la formación de los agentes educativos que contribuyeron a la construcción de nuestro sistema educativo”[14]

La Formación Docente en Venezuela[15]

Las circunstancias en las cuales se desarrollaba la educación primaria inglesa de fines del siglo XVIII, caracterizada por un notable abandono, constituyeron motivación suficiente para que Andrew Bell (1753 – 1832) y Joseph Lancaster (1779 – 1838), concibieran la llamada enseñanza mutua, método donde los estudiantes de más edad y con demostraciones de avance (denominados monitores), enseñaran a sus condiscípulos bajo la dirección de un maestro. Para 1811, luego de un cruce de desavenencias entre la iglesia anglicana y el entorno de Bell, el sistema lancasteriano llegó a contar en Gran Bretaña con 95 escuelas de enseñanza mutua, donde asistían más de treinta mil alumnos. Las intenciones de llevar el proyecto al ámbito de la educación universitaria, fue un completo fracaso. En 1818, Lancaster emigró a los Estados Unidos de Norteamérica, donde fundó escuelas de enseñanza mutua en Nueva York, Boston, y Filadelfia, entre otras ciudades.

Simón Bolívar, para 1810, año de efervescencia política-militar en Venezuela y en América Latina y El Caribe, se reúne en Londres con Lancaster, cita a la cual también acudirá Andrés Bello, donde aprovecha visitar la escuela de enseñanza mutua. Catorce años después, invitado por el gobierno municipal capitalino, Lancaster llega a Caracas, justo cuando por disposición legislativa del 26 de enero de 1822, Francisco de Paula Santander decretó la instauración del método de enseñanza mutua en las escuelas de la República de Colombia. El cuerpo normativo[16] tiene, al menos, tres elementos de sumo interés:
1 Se establecerían escuelas en las ciudades de Bogotá, Caracas y Quito.
2 Los intendentes de Cundinamarca, Boyacá, Magdalena, Cauca e Istmo de Panamá, por cada provincia bajo su mando, enviarían un joven “u otra persona de talento”, a Bogotá. Mientras que a las provincias bajo los Intendentes de Venezuela, Orinoco y Zulia, harían lo propio hacia la ciudad de Caracas.
3 Quienes llegaran a desenvolverse con el método lancasteriano, regresarían a sus provincias de origen a compartir los conocimientos con los maestros de las parroquias.

En 1826, en Bogotá, es publicado el Manual del Sistema de Enseñanza Mutua Aplicado a las Escuelas Primarias de los Niños. Dos años antes, el 5 de julio de 1824, fecha en la cual se celebraba el décimo tercer aniversario de la Declaración de Independencia de la República de Venezuela, se inaugura en la ciudad de Caracas la primera escuela de enseñanza mutua bajo la responsabilidad del mismo Joseph Lancaster. La creación de un jardín botánico, un laboratorio de ciencias físicas y una biblioteca para los maestros en proceso de formación, fueron las propuestas preliminares del pedagogo inglés que, al final, quedaron frustradas. Los graves problemas de orden económico, la situación de guerra, junto a la rogatoria de la enseñanza obligatoria de la fe católica, terminaron por fracturar un sueño de Bolívar: la educación para el pueblo, para los nuevos ciudadanos republicanos.

Para mayo de 1823, Lancaster le escribe a Simón Bolívar en los siguientes términos: “He hecho adelantos considerables en mi sistema de educación, que todavía no son conocidos por el mundo, y de los cuales podrá Colombia, si tu gustas, reportar los primeros frutos… Sólo tengo que añadir mis sinceros votos porque la bendición del cielo recaiga sobre tus esfuerzos para la educación de la juventud de tu patria; y para que, por tu medio, Colombia llegue a ser lumbrera para los otros Estados del Sur”[17]

En julio de 1838 el General Carlos Soublette, siendo Presidente de la República (encargado), firmó el decreto que creaba la Dirección General de Instrucción Pública, concebida desde las orientaciones de una Dirección similar fundada durante la existencia jurídico-política de la Gran Colombia, por Ley del 18 de marzo de 1826. La presencia, para el momento histórico, de las Universidades de Caracas y Mérida y los Colegios Nacionales de Barquisimeto, Carabobo, Barinas, Trujillo, Maracaibo, Coro, Margarita, Cumaná y Guayana, era justificación suficiente para tomar una decisión tan trascendente.

El Artículo 1° del Decreto firmado por el Presidente (e) Soublette, señalaba que “se establecerá en esta Capital [Caracas], bajo la inmediata autoridad del Gobierno, la Dirección General de Instrucción Pública, creada por Ley del 18 de marzo de 1826”[18] Como miembros principales son nombrados José María Vargas, Pedro Pablo Díaz y José Bracho, y como suplentes a Juan Manuel Cagigal y Manuel Felipe Tovar. La presidencia del organismo quedó en manos de José María Vargas, quien desde la época en que le correspondió ejercer la presidencia de la República, ya señalaba que estando Venezuela separada de la Gran Colombia, la educación pública requería una ley nacional. Vargas también había Rector de la Universidad, Legislador en el Congreso Constituyente y profesor universitario.

En la Sesión VIII[19] de la Dirección General de Instrucción Pública, realizada el 30 de agosto de 1838, Vargas propone un conjunto de aspectos desde los cuales podrían definirse proyectos jurídicos y, con tal resolución, fuesen elevados a la legislatura. Las materias a tratar serían: organización de la Dirección General de Instrucción Pública, enseñanza primaria, escuelas de niñas, rentas, creación de colegios, estatutos de las Universidades y perfeccionar los establecimientos donde funcionaban la Facultad de Medicina, la Academia de Matemáticas, las Escuelas de Náutica y Pilotaje, y las Sociedades Anónimas. En relación a la formación docente, se proponía establecer escuelas normales en las capitales provinciales “para que los maestros que en ellas se formen, difundan la enseñanza en sus respectivos cantones.”

La Dirección General de Instrucción, en su Sesión del 10 de febrero de 1839, acuerda que la Escuela Normal de Dibujo de la Sociedad de Amigos del País, inicie sus actividades a partir del 15 del mismo mes en el local de la Sociedad. Se comunica tal decisión al Rector de la Universidad Central, para que los catedráticos lo anuncien a los cursantes y así, los que quieran, pudieran concurrir a tomar lecciones de dibujo[20]. Esta escuela tendría un solo maestro preceptor. Para julio de 1841 tenía una matrícula de 33 inscritos. Desde el punto de vista pedagógico, se utilizaba el método de Firpenne, que permitía realizar ejercicios de dibujo lineal, elementos de la figura humana, figura humana, animales, flores, paisajes y adornos arquitectónicos. Las colecciones de modelos para los ejercicios eran importadas desde París.

El surgimiento de las instituciones de formación docente[21], específicamente dirigidas a graduar maestros de educación primaria, se produce a partir del Decreto de Educación Pública, Gratuita y Obligatoria, del 27 de junio de 1870, durante la presidencia de Antonio Guzmán Blanco; hecho trascendental en la historia de la educación venezolana, no sólo por las referencias vinculadas a lo filosófico-conceptual, sino por las implicaciones en el orden organizativo. En el primer punto, aparte de reconocer que todos los ciudadanos[22] “Tienen derecho a participar de los transcendentales beneficios de la instrucción”, también queda expresada la necesidad de la educación para la existencia de la República, pues ella es la vía fundamental tanto para asegurar tanto el ejercicio de los derechos, como el cumplimiento de los deberes ciudadanos. Además, se establece que “Ni la Nación, ni los Estados, ni los Municipios deben considerarse relevados del deber que tienen de fomentar la instrucción primaria”.

En el segundo punto, el organizativo, el Poder Federal establece: la Dirección Nacional de Instrucción Primaria, dependiente del Ministro o Secretario de Fomento, las Juntas Superiores en las capitales de los Estados, las Juntas Departamentales en las cabeceras de los Departamentos, Distritos o Cantones; las Juntas Parroquiales en las cabeceras de la Parroquias, las Juntas Vecinales en pueblos y caseríos, y las Sociedades Populares Cooperadoras, que eran agrupaciones de ciudadanos que quisieran prestar protección colectiva a la instrucción primaria.

Las escuelas primarias de niñas o de niños, dedicadas en principio a enseñar moral, lectura y escritura, aritmética, sistema métrico y la Constitución Federal, serán fijas (en ciudades, villas o poblados) y ambulantes (en caseríos y campos); dominicales y nocturnas, para adultos; y de fortalezas y cuarteles, para los soldados. La política educativa de Guzmán Blanco perfiló otras decisiones para fomentar la educación como responsabilidad del Estado. Así, un segundo cuerpo jurídico de mayúscula importancia, esta vez para la formación docente, lo constituyó la creación de Escuelas Normales.

La figura del institutor se hizo presente como quien tendría bajo su responsabilidad, las escuelas llamadas de educación primaria. Con la finalidad de darle cuerpo a esta orientación, en 1874, ya el gobierno de Castro había decidido enviar a Julio Castro y a Mariano Blanco, bachilleres en Ciencias Filosóficas, para que realizaran estudios pedagógicos, durante dos años, en los Estados Unidos de Norteamérica. Luego de su regreso al país, en noviembre de 1876, se decreta la creación de las primeras Escuelas Normales, en Caracas y Valencia. En estos centros, los cursos desarrollados tendrían una duración de seis meses, con clases de escritura, lectura, geografía, historia y las relacionadas con la Constitución Nacional. Para 1881, a las Escuelas Normales existentes en Caracas y Valencia, se sumaban las de Cumaná, San Cristóbal y Barquisimeto[23].

Con motivo del Decreto Orgánico de los Colegios Nacionales, se “incluyó la enseñanza de la pedagogía en los programas de estos institutos y [se] anexó a cada uno de ellos una Escuela Federal Primaria para el estudio de la lectura y la escritura correcta del Castellano, de la Urbanidad, de la Constitución Política de Venezuela, de la Aritmética Práctica, de la Geografía de Venezuela, de los Elementos de la Geografía Universal y de la Gramática Castellana en toda su extensión”[24]

Con fecha septiembre 30 de 1936, por Decreto del Presidente de la República, Eleazar López Contreras, fue creado el Instituto Pedagógico Nacional[25], como una Escuela Normal Superior, en lo mejor de la tradición gala heredada de la Revolución Francesa, que tendría, como institución formadora del profesorado para la enseñanza secundaría y normalista, “a cooperar en el perfeccionamiento del profesorado en servicio y a fomentar el estudio científico de los problemas educacionales y de la orientación vocacional y realizar investigaciones sobre la educación venezolana”. En el mismo Decreto quedaba establecida la autorización para que el Instituto Pedagógico Nacional, pudiera ofrecer y desarrollar cursos extraordinarios y de perfeccionamiento del profesorado, siempre de acuerdo con lo que a los efectos disponía el Ministerio de Educación sobre la materia.

El 14 de agosto de 1938, se funda la Escuela Normal Rural El Mácaro, orientada a formar maestros para el sector rural y así funcionó hasta 1953 cuando fue convertida en Escuela Granja. En el 58 pasó a ser Centro de Capacitación Docente de Educación Rural, volviendo a sus responsabilidades originales con el campo venezolano. Durante el 73 fue transformado en Centro de Perfeccionamiento Docente y así se mantuvo hasta 1979, cuando quedó adscrito al Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio. 1989, el Consejo Universitario de la UPEL le restituyó su condición de institución vinculada al campo y lo autorizó a desarrollar el Programa de Formación de Docentes de Educación Rural, hasta que el 30 de septiembre de 1990 es declarado Instituto Pedagógico Rural.

El 29 de abril de 1948 le correspondió a Luís Beltrán Prieto Figueroa, Ministro de Educación Nacional, la presentación de la Memoria correspondiente. Su exposición introductoria tiene como aspectos relevantes, los siguientes: Educación popular y democrática, Escuela unificada, Vinculación escuela y comunidad, En materia docente, y consecuente con el principio de la escuela unificada, reitera que ella llevará a un sistema unificado de formación docente; en relación al personal docente en ejercicio, no titulado, surgió la idea de crear el Instituto de Mejoramiento del Magisterio, bajo responsabilidad del Instituto Pedagógico Nacional. Dice el Ministro Prieto: “Para nosotros el Instituto Pedagógico… debe convertirse en el eje orientador, bajo el control del Despacho. Debe ser un organismo para realizar la política de formación docente y de investigación de nuestros problemas educacionales. Si se aprueba el Proyecto de Ley Orgánica de Educación, el Instituto Pedagógico quedaría convertido en una segunda etapa de la formación docente de los profesores…, con mayor amplitud y estrechamente coordinado con las escuelas de profesorado del primer ciclo, que serían las escuelas normales”[26].

La Unión Panamericana, luego Organización de Estado Americanos (OEA), aprobó, en 1950, la creación, en Venezuela, de la Escuela Normal Rural Interamericana, siendo una realidad en el año de 1953, iniciándose las actividades académicas al año siguiente, desarrollando el programa de formación docente para educación rural. En el 58, la Escuela fue transformada en el Centro Interamericano de Educación Rural (CIER), con el propósito de ejecutar un proceso de formación docente de docentes rurales en el ámbito internacional. Para el 64, su destino queda bajo responsabilidad del Estado Venezolano. Para 1970 es convertido en Unidad Educativa y es en 1976 cuando adquiere rango de Instituto Universitario Experimental de Profesionalización y Perfeccionamiento Docente, quedando adscrito, en 1979, al Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio. En el 88, por disposición del Consejo Universitario de la UPEL, le es restituida su condición de institución dedicada a la formación docente vinculada al ejercicio profesional en el campo venezolano y por Resolución del Consejo Nacional de Universidades (30 de septiembre de 1990), fue declarado Instituto Pedagógico Rural.

El Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio fue creado independiente del Instituto Pedagógico Nacional, el 17 de noviembre de 1950, por Resolución N° 2337, “con la finalidad de capacitar profesionalmente a las personas que prestan servicios docentes en la Educación Primaria sin poseer el título correspondiente”. Años después, el 6 de marzo de 1964, por Resolución N° D.G. 2672, el Ministro Reinaldo Leandro Mora dictó el Reglamento para el Mejoramiento Profesional del Magisterio de Educación Normal, Secundaria y Técnica, quedando la formación de docentes no titulados bajo responsabilidad del Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio, que ya tenía a su cargo al personal no profesional de educación primaria. Así, el Instituto de Mejoramiento compartía con el Instituto Pedagógico la función de profesionalizar al magisterio.

En el caso de la Universidad Central de Venezuela, por Resolución del Consejo Académico, el 22 de septiembre de 1953, fue creada la Escuela de Educación, adscrita a la Facultad de Humanidades y Educación, fundada el 2 de agosto del mismo año, que pasaba a sustituir a la Facultad de Filosofía y Letras, en funciones desde el año 1946. A los tres meses de creada (en el mes de noviembre), la Escuela de Educación, con apenas 12 alumnos, inicia sus actividades académicas. En el periodo 1959 – 1960, la Escuela de Educación, en una visión adelantada de revisión curricular y superando la orientación filosófica en la formación del licenciado en educación, incorpora en el plan de estudios, cursos de pedagogía, didáctica, antropología pedagógica, supervisión escolar, introducción a la filosofía, filosofía de la educación, estadística aplicada a la educación, didáctica especial y prácticas de observación.

En la Universidad de Los Andes, los estudios humanísticos nacieron el 11 de noviembre de 1955; para la fecha, adscrita a la Facultad de Derecho, fue creada la Escuela de Humanidades. Luego, en 1958, siendo Rector Pedro Rincón Gutiérrez, la Escuela recibe el nombre de Facultad de Humanidades y Educación, donde luego se fusionarían las Escuelas de Educación, Historia, Letras, Idiomas Modernos y Medios Audiovisuales

Por Resolución N° 5813 de la Dirección de Educación Primaria y Normal, se crea, el 14 de septiembre de 1959, el Instituto de Formación Docente, pero es en la Memoria del Ministerio de Educación presentada en 1965, que el Ministro José Manuel Siso Martínez destaca la importancia de un instituto de tal naturaleza, creado “con el fin de formar Dirigentes de la Educación, Maestros de Educación Pre-escolar y Primaria; de incrementar la Investigación Experimental y Pedagógica que permita promover reformas de nuestro Sistema Educativo y desarrollar Programas de Mejoramiento del Personal en Servicio”[27].

El primero de octubre de 1959, al iniciarse un nuevo año académico en la Universidad Católica Andrés Bello, la Escuela de Educación da comienzo a sus actividades. Allí concurre una dilatada tradición histórica-educativa constituida desde las orientaciones de la Compañía de Jesús. En gran parte de su diseño, el plan preliminar de estudio era común al de la Escuela de Psicología y el título de Licenciado en Educación se otorgaba luego de una carrera de cuatro años.

El 8 de noviembre de 1959, siendo Rómulo Betancourt Presidente de la República y Rafael Pizani Ministro de Educación, se inaugura el Instituto Pedagógico de Barquisimeto. A propósito de un acontecimiento tan importante para la historia de la formación docente en Venezuela, el Presidente Betancourt llegó a expresar que “su creación es una demostración más del interés que tiene el gobierno constitucional que presido, en realizar…, una verdadera cruzada contra la ignorancia y el atraso”.

Se crea el Pedagógico de Barquisimeto como instituto experimental dirigido a la formación de profesores para educación secundaria, técnica y normal. Esta creación responde a la finalidad de promover la realización de ensayos relacionados con la problemática educativa del país y de encontrar nuevas y significativas maneras de abordar el trabajo pedagógico y, al mismo tiempo, difundir la aplicación de las experiencias.

En el año de 1969, la Universidad del Zulia inicia sus actividades de formación docente, con la apertura de la especialidad en Educación Preescolar como carrera corta.

Para septiembre del mismo año, el Presidente Rafael Caldera emite el Reglamento para la Educación Normal, donde se establecen: estudios de cuatro años de duración, formación profesional para pre-escolar y primaria, planes y programas con nuevas finalidades, y la posibilidad de autorizar el desarrollo de cursos para la formación de niños excepcionales y de educación de adultos. Once años después, en 1980, durante la presidencia de Luis Herrera Campins, fue aprobada la nueva Ley Orgánica de Educación y junto con la creación de la Educación Básica de nueve grados, se inicia el declive histórico de las Escuelas Normales.

En la Universidad de Carabobo, la Escuela de Educación fue creada el 20 de diciembre de 1962 por Resolución del Consejo Nacional de Universidades e inició su funcionamiento adscrita a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. El diseño curricular adoptado en los momentos iniciales, estaba estructurado en dos bloques: la etapa básica que se correspondía con los estudios generales y la etapa de profesionalización, que conducía a la licenciatura en educación. Como proceso permanente, la Facultad de Ciencias de la Educación ha evaluado y redefinido sus planes de carrera, dando oportunidad de ofrecer varias menciones.

El 21 de octubre de 1970, fecha en la cual el Consejo Nacional de Universidades aprueba y autoriza su organización, planes y programas, se crea, por iniciativa del empresario Eugenio Mendoza, la Universidad Metropolitana, siendo designados como autoridades de la Universidad los doctores Luis Manuel Peñalver (Rector), Rodolfo Moleiro (Vicerrector Administrativo) y Miguel Ángel Rivas (Vicerrector Académico). La Escuela de Educación fue creada como dependencia administrativa – académico, cuyo propósito fundamental estaría orientado a "la formación de docentes para los niveles obligatorios del sistema (Preescolar y Básica I y II etapa), la producción de conocimientos en educación, así como brindar apoyo al cambio de la visión pedagógica del sistema escolar venezolano".

El 21 de octubre de 1971, siendo Presidente de la República Rafael Caldera, fue creado el Instituto Pedagógico Experimental de Maturín (IPEM). El 16 de enero de 1974 pasó a la condición de Instituto Universitario (IUPEM). Su creación, en el centro del oriente venezolano, está orientada a ofrecer la oportunidad de estudios universitarios en la carrera de formación docente, para cubrir el déficit del profesorado de Educación Básica, Media y Profesional en los estados Monagas, Anzoátegui, Bolívar, Delta Amacuro, Sucre y Nueva Esparta. Desde sus comienzos, el Instituto Pedagógico de Maturín ha definido sus mayores esfuerzos en las tareas que le corresponden como Casa Oriental de Formación Docente.

Para el 11 de noviembre de 1971, fue creado el Instituto Pedagógico Rafael Alberto Escobar Lara, en Maracay, estado Aragua. El epónimo del Instituto constituye un reconocimiento a la labor pedagógica que ejerció el aragüeño Rafael Alberto Escobar Lara en el Instituto Pedagógico de Caracas, la más antigua casa formadora del profesorado docente a nivel superior en Venezuela.

En 1974, el Estado crea la Universidad Simón Rodríguez, la Universidad Experimental de Los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora y por iniciativa privada, se funda la Universidad Rafael Urdaneta.

El Instituto Pedagógico de Miranda José Manuel Siso Martínez, fue creado por Decreto Presidencial durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, el 5 de octubre de 1976, con el nombre de Instituto Pedagógico del Este, hasta 1978 cuando se modifica su denominación por Instituto Universitario Pedagógico Experimental “José Manuel Siso Martínez”. Su puesta en escena en el ámbito educativo-docente estuvo impulsada por la necesidad de propiciar innovaciones en el campo formativo docente, tanto en el campo curricular como en los demás relacionados con el desarrollo de una nueva vida institucional.

En 1977, se crean la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda, la Universidad Experimental de Los Llanos Centrales Rómulo Gallegos y la Universidad Nacional Abierta.

A raíz de de la creación del subsistema de Educación Básica, en 1980, y la necesidad de atender la formación del magisterio, fue creado el Programa Experimental de Formación Docente (PREXFORDO), bajo la Dirección de Planeamiento del Ministerio de Educación. En la Primera Fase se logró una participación de 18 universidades para abrir una oferta académica con 12 unidades crédito, administradas en cinco talleres que eran desarrollados en un lapso semestral. Luego de su evaluación, en 1985 se da inicio a una Segunda Fase y el programa adquiere cobertura nacional, instalándose ahora el Programa Nacional de Formación Docente (PRONAFORDO), estructurándose un Bloque Común Homologado, un Bloque Específico, cuyo diseño sería responsabilidad de cada universidad y el establecimiento de lineamientos para la acreditación de aprendizajes por experiencia.

En 1982, presidida por el Profesor Oscar Zambrano Urdaneta, es designada la Comisión que tendría bajo su responsabilidad, la realización de los estudios de factibilidad para la creación de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. En agosto de ese mismo año, es nombrada la Comisión Organizadora de la Universidad Pedagógica, integrada por Antonio Luís Cárdenas (Presidente), Gabriel Zambrano Chaparro (Secretario Ejecutivo) Duilia Govea de Carpio, Efraín Subero y Urbana Rojas. El texto que presentó esta Comisión, contenía las bases para la creación de una institución educativa de educación superior y resaltaba la trascendencia del pensamiento pedagógico de Simón Bolívar como fundamento para la futura Universidad.

La Universidad Nacional Experimental de Guayana, para mediados del año 1982, siendo Rector Sócrates Medina, se inicia con un curso de formación de grado denominado: Programa Nacional de Formación Docente para la Educación Básica (PRONAFORDO) y en 1989 se apertura la carrera de Educación Integral.

El 28 de junio de 1983, se crea la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, como homenaje a la memoria del Libertador en el bicentenario de su nacimiento. La Universidad fue concebida como institución para la excelencia académica, cuyo objeto sería la formación de profesionales de la docencia y especialistas en educación, la investigación y la difusión de los saberes, vinculados con las problemáticas y necesidades del sector educativo y la sociedad nacional. Retornando a los espíritus ancestrales, y como muestra de fidelidad al normalismo, el edificio histórico de la Escuela Normal Miguel Antonio Caro, fue declarado sede oficial de la Universidad Pedagógica.

En 1988 los Institutos Oficiales de Formación Docente, existentes para el momento, son integrados a la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, con el fin de estructurar un sistema coherente y coordinado, conjugado por intereses formativos de alcance nacional. Así, los Institutos Pedagógicos de Caracas (1936), Barquisimeto (1959), Maturín y Maracay (1971), Miranda (1976) y el Instituto de Mejoramiento Profesional de Magisterio, dieron lugar a otra etapa de la historia de la formación docente en Venezuela, ahora desde el sueño de la integración, aun en pleno fraguado. Ese mismo año de 1988, para el mes de junio 27, se firma el Acta de Consolidación de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, acontecimiento que tiene lugar en la Iglesia de San Francisco, lugar donde Simón Bolívar recibió el magno título de Libertador, y en la misma fecha conmemorativa de la promulgación del Decreto de Instrucción Pública Gratuita y Obligatoria, firmado por Antonio Guzmán Blanco. En 1990, los Institutos Pedagógicos Rurales El Mácaro y Gervasio Rubio, son incorporados a la Universidad Pedagógica. Y luego sucede lo propio, en 1992, con el Instituto Pedagógico Monseñor Rafael Arias Blanco, que se incorpora en calidad de asociado, dada su condición de estar en manos privadas.

Con la llegada al poder del Hugo Chávez Frías, por medio de la creación de las Misiones, el gobierno se propuso iniciar un proceso histórico-político para saldar la deuda social acumulada en la Venezuela de tiempos recientes: un millón y medio de analfabetas en un país con 23 millones de habitantes. A esto se sumaban, quienes a) no habían alcanzado el sexto grado, b) no continuaron sus estudios medios o c) no tuvieron oportunidad de acceder a la educación superior.

Uno de estos proyectos extraordinarios, nacido en el 2003, lo constituye la Misión Sucre, dirigido especialmente a la educación superior y bajo la perspectiva espacial de la municipalización de la enseñanza, ahora en plan de desarrollo, articulada con la presencia de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Entre los 24 programas de formación que administra la Misión Sucre, está el Programa Nacional de Formación de Educadores, que actualmente cuenta con cerca de 30 mil estudiantes en todo el país
Notas:

[1] Ver: Gilbert de Landsheere. (1998, septiembre 3) Bosquejo biográfico de August Hermann Niemeyer, en: Perspectivas, Revista Trimestral de Educación Comparada. París: UNESCO, Oficina Internacional de Educación, pp. 559-574.
[2] Pietismo: movimiento religioso protestante iniciado en Alemania en el siglo XVII. El liderazgo inicial lo tuvo Philipp Jacob Spener. Surgió como reacción evangélica contra el intelectualismo y el formalismo dominantes en las iglesias luterana y calvinista, proponiendo la práctica del ascetismo riguroso. La piedad, la abolición de los premios y de las diversiones, serían los componentes fundamentales en la programación de la educación.
[3]Durante el reinado de Luis XVI (1774-1792) se produce la Revolución Francesa (1789) con los consiguientes cambios políticos y sociales. Una Asamblea Constituyente sesiona entre el 9 de julio de 1789 y el 30 de septiembre de 1791. La misma sancionó la Constitución de 1791, por la que se establece como forma de gobierno la monarquía constitucional. Posteriormente se reunió una Asamblea Legislativa que convocó a una Convención Nacional que gobernó entre septiembre de 1792 y octubre de 1795: abolió la monarquía, condenó y ejecutó a Luis XVI (1793), aprobó el calendario republicano y la nueva Constitución. Luego de la sublevación de Robespierre, se promulgó otra Constitución (1795) que establecía como forma de gobierno un Directorio (1795-1799) formado por cinco miembros que se renovaban cada año.
[4] Entre otros importantes pensadores y sus trabajos, se pueden mencionar: a) el Ensayo sobre la educación nacional y Plan de estudios para la juventud, de La Chalotais (1763), donde se reivindica el papel del Estado en la enseñanza; b) Mirabeau, precursor de “pensar la experiencia revolucionaria en términos de educación” y c) Talleyrand, quien pregonaba la libertad de la enseñanza, no establecía obligatoriedad o limitación alguna al clero y promovía la gratuidad solo en la primaria. (ver al respecto: Weinberg (1989). Condorcet y la instrucción pública.
[5] Las Cinco Memorias sobre la Instrucción Pública, son las siguientes: a) Naturaleza y objeto de la instrucción pública, b) De la instrucción común para los niños, c) Sobre la instrucción común para los hombres, d) Sobre la instrucción relativa a los profesores y e) Sobre la instrucción relativa a las ciencias.
[6]Durante el proceso de la Revolución Francesa, se dieron las siguientes y sucesivas etapas: la Asamblea Constituyente, la Asamblea Legislativa y la Convención.
[7] Gregorio Weinberg. (1989). Condorcet y la instrucción pública. Periódico La Nación, Buenos Aires, p. 2
[8] De acuerdo con el calendario republicano, tal fecha correspondía al año III del 9° (nónidi) brumario (mes de las brumas)
[9]“formar un gran número de institutores, capaces de ejecutar un proyecto que tendría por objeto la regeneración del entendimiento humano”
[10] Inés Dussel. (2003). La formación de docentes para la educación secundaria en América Latina: perspectivas comparadas. Disponible en:
http://www.ibe.unesco.org/Regional/LatinAmericanNetwork/LatinAmericanNetworkPdf/, p. 11
[11] En España se fundaron, por ejemplo, la Escola de Mestres de Barcelona, en la primera década del siglo XX; la Escuela de Institutrices de Madrid, a finales del siglo XIX, y las Escuelas Normales. Se recomienda ver: de E. Delgado, 1979: La Institución Libre de Enseñanza de Sabadell. Otro interesante trabajo en esta dirección, es el de Anguita Martínez, 1997: Algunas claves de la historia de la formación del profesorado en España para comprender el presente, donde se exponen las características fundamentales que, desde la perspectiva histórica, identifican tanto la formación del profesorado, como las diversas orientaciones del pensamiento educativo. Unas y otras llevan a considerar la problemática actual de la formación docente.
[12] Sobre el caso de Inglaterra, James Donald, en el texto: Faros del futuro, 1999, dice lo siguiente: “Pero la enseñanza no se hizo totalmente profesionalizada hasta las últimas décadas del siglo [XIX], cuando se fundó el primer departamento universitario de educación y empezaron a aparecer algunas revistas profesionales” (p. 51).
[13] Por ejemplo, la Escuela Normal de Paraná y la Escuela Normal “José María Torres”, aun están en pleno funcionamiento; similar ocurre en Colombia con la Escuela Normal Superior. Refiriéndose a Argentina: “es sabido que la tradición que marcó la formación de los docentes en nuestro país fue el normalismo, construido desde un Estado protagónico, que, simultáneamente, creó un sistema educativo entendido como herramienta privilegiada para construir la Nación, y se reservó para sí la formación (a través de las escuelas normales) de un cuerpo de agentes que llevaran a cabo esa tarea. Sin embargo, es necesario destacar que, sobre esa matriz y esas instituciones, se inscriben las posteriores tendencias y propuestas de reforma de la formación docente” (Birgin, A., Dussel, I., Duschatzky, S., y Tiramonti, G. (comp.). (1998). La formación docente. Cultura, escuela y política. Debates y Experiencias. Buenos Aires: Troquel, p. 15)
[14] Es conveniente aclarar que la Profesora Birgin se refiere al caso de Argentina, pero la condición histórica, respetando las particularidades, es similar en toda América Latina. Birgin, A., Dussel, I., Duschatzky, S., y Tiramonti, G. (comp.). (1998). La formación docente. Cultura, escuela y política. Debates y Experiencias. Buenos Aires: Troquel, 85.
[15] Uno de los textos destacados en este particular campo de investigación, es el siguiente: Govea de Carpio, Duilia. (1989). Educación popular y formación docente, de la independencia al 23 de enero de 1958. Caracas: Academia Nacional de la Historia.
[16] Gaceta de Colombia (1822, abril 21), N° 27.
[17] Ver: Rafael Fernández Heres (1984). Escuela Caraqueña de Lancaster. San Cristóbal: Universidad Católica del Táchira.
[18] Ver: Blas Bruni Celli (1986). Prólogo del libro: Actas de la Dirección General de Instrucción Pública, Tomo I, publicado en Caracas bajo la responsabilidad editorial de la Presidencia de la República, p. 15.
[19] Ver: Presidencia de la República. (1986). Actas de la Dirección General de Instrucción Pública 1838 – 1840, Tomo I. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República, pp. 28-30.
[20] Ídem, p. 121.
[21] Yolanda Aris (2000) considera unos antecedentes “desde 1824 cuando la Municipalidad de Caracas contrató al inglés Joseph Lancaster para preparar maestros, en 138 se instaló una Escuela Normal de Dibujo; en 1841, Feliciano Montenegro y Colón fundó la primera Escuela Normal Primaria y en 1845 una Escuela Normal de Agricultura, que no llegó a consolidarse” (p.2)
[22] Llamados asociados en el Decreto.
[23] Ver: Luis A. Biggot. (1998). Ciencia positiva y educación popular en la segunda mitad del siglo XIX, en Nacarid Rodríguez. (comp.). (1998). Historia de la educación venezolana. Caracas: Universidad Central de Venezuela, pp. 103-104).
[24] Ídem, p. 104.
[25] Un antecedente importante en este sentido, lo constituye la fundación, en febrero de 1895, del Liceo Pedagógico, centro educativo dedicado a los estudios pedagógicos. Se contemplaba en parte de su reglamentación, lo siguiente: profundizar el estudio de la pedagogía y propagar las enseñanzas de esta ciencia, dictar mensualmente conferencias pedagógicas, fundar una biblioteca escolar, promover congresos pedagógicos, etc. (ver: Gaceta Oficial Nº 6466, del 29 de julio de 1894). El último esfuerzo en esta dirección, en 1988, fue creación de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), que agrupa los Institutos Pedagógicos.
[26] Memoria que presenta el Ministro de Educación Nacional al Congreso de los Estados Unidos de Venezuela (1948), p. XXV.
[27] Memoria y cuenta que el Ministro de Educación Presenta al Congreso Nacional de la República de Venezuela (1964), p V-224.

Escuelas Normales en Venezuela. Documentos 1917-1935

DOCUMENTOS

Documento Nº 1

Instrucción Normalista. Las Escuelas Normales Primarias (organización, formación, desarrollo y rendimiento), Reforma que se hace necesaria (preparación de aspirantes, programas, estudios del Curso Normal, curso de perfeccionamiento, materias de estudio, la memorización, el pensamiento), Proyecto de Internado en la Escuela Anexa (internado para niños de diez años, reorganización de las Escuelas Normales, el teorismo, el dogmatismo, la experiencia, la vocación), Clase de Agricultura Práctica (Enseñanza de la agricultura), Concursos para la provisión de becas (concursos, exámenes y aceptaciones, requisitos), Modo especial de verificar el último concurso (candidatos del interior de la República, disposiciones del Decreto Reglamentario, Calificación de las pruebas, resultado final del concurso), Nuevo Concurso (provisión de veinte becas), Exámenes de Prueba, Títulos de Maestros (títulos otorgados). R. González Rincones.

INSTRUCCIÓN NORMALISTA
1917

La Enseñanza Normalista es uno de los fundamentos necesarios de la buena organización de la Instrucción Pública en todos sus ramos, puesto que ella es la que forma maestros poseedores del método indispensable. Importa por lo mismo, organizar los Institutos correspondientes de manera que la práctica incesante constituya la base de su funcionamiento.

Las Escuelas Normales Primarias

En este sentido, el Ministerio se propone revisar cuidadosamente los detalles del organismo de las Escuelas Normales, estudiando las peculiaridades de su formación y desarrollo y puntualizando el régimen a que han de ser sometidas para que den el rendimiento positivo que de ellas se debe esperar.

Reforma que se hace necesaria

Uno de los defectos que se ha advertido desde el principio de la formación de estos planteles, ha sido la poca preparación de los alumnos que se presentan como aspirantes de los Internados. Generalmente el número de los candidatos a los concursos para la provisión de becas ha sido muy pequeño y los Jurados se han visto en la necesidad de fijar para pruebas de examen temas de relativa facilidad. Con todo, la práctica ha demostrado la urgencia de alargar lo posible, en los Programas y en el tiempo que se les dedica, el Curso de Perfeccionamiento en las materias de instrucción Primaria que la Ley exige como preparación de los estudios del Curso Normal.
Interesa fijar un criterio absolutamente práctico en el particular. Los alumnos que entre nosotros aspiren al título de Maestro necesitan, antes que todo, un curso detenido de perfeccionamiento de las materias de Instrucción Primaria, repasadas con ejercicios puramente prácticos y de investigación, a fin de destruir en ellos las malas disposiciones que pueda haber arraigado en su mente el método de enseñanza que hasta hace poco imperaba en nuestras escuelas como norma única, adiestrándolos así por medio de la propia experiencia en el manejo de las clases y combinando este curso con ejercicios prácticos de Metodología en los distintos grados de la enseñanza primaria, bajo la dirección constante de Profesores idóneos, que corregirán el procedimiento del discípulo en forma netamente experimental, sin establecer más reglas teóricas que aquellas que el propio alumno normalista pueda formular mediante su propia su propia observación y raciocinio. Es decir, se seguirá con los alumnos normalistas un procedimiento semejante al que actualmente usan los Inspectores Técnicos de Instrucción con los maestros a quienes dirigen por medio de lecciones modelo.

Finalizado este Curso de Perfeccionamiento y de práctica incesante que podría durar tres años y en los cuales los alumnos estudiarían también las materias de Francés, Dibujo, Gimnasia y Música, pueden éstos abordar los estudios más complejos de Pedagogía, Metodología, Psicología Pedagógica e Historia de la Educación, para lo cual aprovecharían las conclusiones y reglas deducidas y apuntadas por los discípulos en sus cuadernos durante la práctica viva a que me acabo de referir. Y entonces, para el estudio de las bases indispensables de estas últimas materias, apenas quedaría un año.

Fácilmente se comprenderán los obstáculos inmensos con que tropieza un Profesor de Metodología o Psicología Pedagógica, cuando tiene por alumnos a jóvenes cuyo entendimiento no se ha desarrollado por un continuo ejercicio de raciocinio y de práctica, sino que se ha acostumbrado lastimosamente al trabajo mecánico de la memoria sin ningún resultado positivo para su enseñanza. El mismo inconveniente que muchos Profesores de Instrucción Secundaria se encuentran con alumnos que no poseen ni siquiera medianamente las materias de la Escuela Primaria, sería el encontrado por los Profesores del Curso Normal, con la agravante de que los defectos anotados en tales discípulos han de tener más grave trascendencia, tratándose de personas que aspiran a ejercer el cargo de Maestros. Con un discípulo que no sabe expresarse con soltura sin pensar con propiedad, la instrucción normalista adquiere los caracteres de un problema sin solución.

Proyecto de un Internado en la Escuela anexa

Con el objeto de preparar desde su faz primaria al normalista, podría también crearse un Internado para veinte niños de diez años en adelante, anexo al existente en las Escuelas Normales. Para entrar sería necesario poseer el Certificado de Instrucción Primaria Elemental, y cursarían quinto y sexto grado en la Escuela de Aplicación que funciona en dichos Institutos. Este Internado se iría ampliando, al ser posible aumentar lo que la Ley de Presupuesto le asigne. Inútil es encareceros las ventajas del Internado Primario preparatorio.

Si no fuere posible, dada la situación económica, intervenir tan directamente en la preparación de los futuros maestros, hay que buscar el remedio en la reorganización de las Escuelas con un Curso de Perfeccionamiento más largo que el actual y a expensas del Curso Normalista teórico, estableciendo una práctica que debe comenzar a lo menos -y en todo tiempo bajo la directa vigilancia del maestro- desde el segundo año de estudios.

La verdad de que el maestro se forma enseñando es incontrovertible, así como también la afirmación de que el teorismo es antes una fuente de males que de bienes, sobre todo en nuestro medio incipiente, lleno de prejuicios y dificultades.

Ante la mirada de nuestros pseudo-pedagogos y padres de familia, ante la observación de los descreídos, vale infinitamente más el hecho innegable que la proposición solemne o la deducción brillante. Y uno de los métodos más seguros para evitar los extremos siempre peligrosos del dogmatismo, es el de basar el trabajo, no en las reglas previamente aprendidas, sino en la experiencia personal, siempre variada y rica en enseñanzas positivas.

Así se explica que se encuentren maestros geniales que no hayan necesitado previos estudios teóricos para sobresalir, y que por el contrario existan estudiantes normalistas que nunca dará resultado feliz porque les falta la vocación.

Clase de Agricultura Práctica

El Gobierno Nacional, interesado por el progreso de los Institutos de Enseñanza Normalista, no ha escatimado esfuerzos para procurar su mejor desarrollo. Convencido, por ejemplo, de que la enseñanza de la agricultura es una de las fuentes más ricas y seguras de la buena enseñanza integral -desde los conocimientos positivos que infunde en el campo de las ciencias naturales, hasta la oportunidad constante que proporciona para el ejercicio físico en el sano trabajo y para el gimnasio del espíritu con las sugestiones de la estética-, dictó un Decreto por el cual se establece en las Escuelas Normales Primarias la clase de Agricultura Práctica, poniéndola bajo la dirección del señor H. Pittier, especialista de larga experiencia en Agricultura Tropical y cuyos servicios serán de gran trascendencia en la clase que se le ha confiado.

Concursos para la provisión de becas

En el año de la Cuenta se han verificado tres concursos para la provisión de becas de los internados de las escuelas normales primarias: los exámenes de los dos primeros fueron rendidos el 28 de febrero y el 2 de marzo, para las hembras y para los varones, respectivamente; y el último para varones, el 4 de diciembre. De las 27 aspirantes que concurrieron al primero, fueron aceptadas trece; al segundo se presentaron nueve candidatos, de los cuales resultaron aceptados seis; en el tercero triunfaron sólo doce de los treinta y cinco aspirantes que concurrieron.

Estos exámenes fueron rendidos de la manera ajustada que indica el decreto reglamentario expedido por el Ejecutivo Federal. Fueron admitidos como aspirantes solamente aquellos que pudieron presentar certificados de salud, buena conducta y de suficiencia en la instrucción primaria completa, y a favor de la precisión con que se llevó a efecto el concurso, resultaron escogidos los candidatos de mayor competencia.

Modo especial de verificar el último concurso

El último de los concursos nombrados merece un detenido comentario, por el modo especial como hubo de verificarse, dejando a salvo las fundamentales prescripciones de la Ley. Observaba el Ministerio que la venida de los candidatos del interior de la República ofrecía grandes dificultades, por los gastos de viaje que habían de hacer aquellos, aun sin estar seguros de la aceptación, con lo cual se dificultaba sobremanera la asistencia de los pobres, que son precisamente los que más aspiran a abrazar la carrera del Magisterio, resultando por todo esto muy pequeño el número de los candidatos, o asistido el concurso solamente por alumnos de Caracas o de las poblaciones cercanas, a quienes era difícil enviar después de graduados a servir cargos de poco sueldo y lejos de sus familias; y en la necesidad de remediar los inconvenientes dichos, se dio al asunto la siguiente solución legal:

El primer punto capital del Decreto Reglamentario, el contenido en el artículo 3°, en que se trata de los documentos que debe presentar el interesado para ser admitido, se mantuvo en todas sus partes, así como lo establecido en el artículo 4°, referente a la aceptación o no de los aspirantes y a la publicación en la Gaceta Oficial de la nómina de los aceptados. En cuanto al artículo 5°, que dice: “Los aspirantes rinden en concurso un examen de admisión ante un Jurado compuesto de cinco miembros que designa oportunamente el Ministerio de Instrucción Pública”, se dispuso nombrar sendos Jurados en las capitales de los estados por los cuales hubiera becas vacantes, para que los candidatos respectivos pudieran presentar ante los mismos las pruebas requeridas por los artículos 6° y 7°, sin necesidad de venir hasta la capital, a donde sólo ocurrirían los que tuvieran facilidad para ello.

En consecuencia y para los efectos del artículo 8° del Decreto, se dispuso que al abrirse el acto en Caracas, escogiera el Jurado de la capital los temas para las cuatro pruebas, y que inmediatamente fueran transmitidas por telégrafo a los Jurados de las otras capitales, quienes con antelación habían recibido por órgano del Ministerio de las instrucciones convenientes. Las pruebas del interior fueron verificadas, así, en la tarde del mismo día en que se efectuaron en Caracas cumpliéndose al pie de la letra las formalidades contenidas en los incisos a, b, c y d del artículo 8°; es decir: constituido el Jurado y sentados los candidatos ante sus respectivos escritorios, cada uno sacó a la suerte un número de orden de la urna dispuesta al efecto; luego, una persona extraña al Jurado tomó nota de cada número para formar nómina definitiva de los aspirantes; completa la nómina, fue colocada en sobre cerrado y sellado; y en el acto de la prueba, los examinados no se comunicaron entre sí, ni consultaron libros o notas de ninguna especie.

En cuanto a lo ordenado en los incisos e y f del mismo artículo, se cumplió estrictamente, en la forma que sigue: cada Jurado nombró, para la calificación de las pruebas, las mismas comisiones examinadoras elegidas por el Jurado que actuó en Caracas, y éstas calificaron las pruebas presentadas en las diversas poblaciones, estando cada manuscrito marcado solamente con el número de orden del respectivo aspirante.

Aunque por el Estado Anzoátegui no había becas vacantes, se dispuso aceptar los aspirantes que se presentaron en Barcelona, mediante la condición de considerarlos en último término en el caso de que el caso de que el número de aceptados fuera crecido. Esta disposición en que nada altera el espíritu de la Ley, se resolvió en vista de la convivencia de aumentar en lo posible el número de candidatos. El resultado final del concurso fue el siguiente: en Caracas fueron aceptados seis alumnos, dos en Barcelona, uno en Ciudad Bolívar, uno en Coro y dos en San Felipe, quienes, desde luego entraron a formar parte del número de internos en la Escuela Normal Primaria de Hombres.

Nuevo Concurso

En la memorable fecha del 19 de diciembre se abrió un Concurso, para la provisión de veinte becas vacantes en el internado de la Escuela Normal Primaria de Mujeres, en el cual se seguirá el mismo procedimiento del concurso último, para distribuir las becas por toda la República.

Exámenes de Prueba

En los meses de abril - octubre se efectuaron en los institutos normalistas los exámenes de prueba señalados por la Ley a fin de dar cuenta de los adelantos obtenidos en el estudio.

Títulos de Maestro

Trece títulos de Maestro de Instrucción Primaria fueron otorgados en el año, previo los requisitos establecidos en la Ley de Certificados y Títulos Oficiales, sin contar los alumnos que obtuvieron el Certificado en el Consejo Nacional de Instrucción y a quienes no se les pudo dar el Título por no tener todavía la edad suficiente.

Abrigo la esperanza de que cada día será más próspera la marcha de las Escuelas Normales, a favor de la organización práctica que en ellas ha de establecerse, para que resulten eficaces las patrióticas gestiones que el Ejecutivo Federal hace constantemente, con el objeto de que ellas cumplan a cabalidad la función que les concierne: formar maestros conscientes de su deber y responsabilidad, adiestrar obreros legítimos para el próspero porvenir de la patria cultura.

R. González Rincones
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública (1918). Volumen Primero Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.

Documento Nº 2

Trabajos manuales y religión en la Escuela Normal Primaria de Mujeres, Provisión de becas para el Internado de la Escuela Normal Primaria de Mujeres, Provisión de becas para el Internado de la Escuela Normal Primaria de Hombres, Magisterio y género, Informes (informes, esfuerzos del Ejecutivo Federal, dotaciones). R. González Rincones.


INSTRUCCIÓN NORMALISTA
1918

Nada tengo que agregar a lo dicho el pasado año acerca del estado y marcha de los Institutos de Instrucción Normalista. Directores y Profesores vienen colaborando con el Ministerio por el adelanto progresivo de los planteles, de acuerdo con el empeño que el Ejecutivo Federal ha venido demostrando a favor de ellos.

Con el objeto de complementar el sentido práctico, la clase de trabajos manuales en la Escuela Normal Primaria de Mujeres se autorizó a la ciudadana Antolina González Rincones para dar en ella una clase semanal de Corte y Confección de Vestidos. También y en virtud de una petición dirigida al Ministerio, se autorizó a la ciudadana Carmen Columba Ibarra Delfino para dar en el mismo Instituto una clase de Religión a las alumnas cuyos padres o representantes lo exigieran, pero siempre fuera de las horas ordinarias de labor.

El concurso promovido el 19 de diciembre de 1917 para la provisión de veinte becas en el Internado de la Escuela Normal Primaria de Mujeres tuvo un resultado altamente satisfactorio. Fueron aceptadas en él treinta y tres aspirantes, que llenaron las condiciones las condiciones previas de la Ley: veinte de Caracas, una de Maturín, cuatro de San Cristóbal, una de Barquisimeto, cinco de Barcelona, una de Coro y una de San Felipe. Esta última aceptada no se presentó al concurso. Efectúase éste en una forma enteramente igual a la explicada en la Exposición del pasado año, resultando aceptadas las alumnas siguientes: quince que se hallaban en Caracas, tres en Barcelona, una en Maturín y una en San Cristóbal. Resultaron también aprobadas las pruebas marcadas con los números 2 y 14 de Caracas, con calificación ambas de once puntos, y la de Coro marcada con el número 30 y calificada con diez puntos; pero como sólo se disponía de veinte puestos vacantes, quedaron definitivamente aceptadas sólo las pruebas correspondientes a los veinte números que obtuvieron calificación más alta, según lo dispuesto en el artículo 13 del Decreto Reglamentario de la provisión de becas.

Si halagador fue el resultado obtenido en este concurso, no puede decirse lo mismo del que se promovió con fecha 7 de mayo del año de la Cuenta para la provisión de veinticinco becas vacantes en el Internado de la Escuela Normal Primaria de Hombres. Dióse primero un lapso de cien días para la inscripción y hubo de prorrogarse después hasta el 15 de enero del próximo año, con el fin de que pudieran obtener en el mes de octubre el Certificado de Instrucción Primaria Superior aquellos candidatos que lo necesitaran. Pero hacia el final del año de la Cuenta no se había presentado sino un número mínimo de aspirantes.

Las exposiciones presentadas por el Ministerio de Instrucción Pública y los informes de los Inspectores Técnicos de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista, han explicado ya la causa de esta diferencia tan notable. El magisterio entre nosotros, por causas bien conocidas, atrae las aspiraciones de la mujer, pero no así las del hombre, quien se ve solicitado por otros oficios o profesiones más lucrativas o más de su gusto, con la natural excepción de aquellos que sienten una vocación decidida. Esta es la causa por la cual el Ministerio tiene en proyecto la idea de utilizar las becas que queden sobrantes en la Escuela Normal Primaria de Hombres después de cada concurso, en la provisión de becas para otros institutos de enseñanza secundaria y especial, como son el Liceo de Caracas y las Escuelas de Comercio y de Artes y Oficios para Hombres.

Confiriose un título de Maestro de Instrucción Primaria; y fueron rendidos los exámenes de prueba en los meses de abril y octubre con resultados satisfactorios.

Informes

Los Directores de Liceos y de Colegios Federales, los de las Escuelas Normales y los Inspectores Técnicos de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista rindieron los informes que veréis en el lugar correspondiente sobre la marcha durante el año de los respectivos institutos.

Mientras se normaliza la situación del país, después de la terrible crisis mundial, debemos ir disponiendo el patriótico esfuerzo para colaborar con toda energía en los propósitos que abriga el actual Gobierno sobre la futura prosperidad del país en todas sus manifestaciones. Bien conocido es de vosotros el constante y notable esfuerzo hecho por ejecutivo a favor del progreso patrio en todos los ramos de la Administración. Y en verdad el ramo que sirvo actualmente no ha sido el menos atendido en la medida de los esfuerzos posible. Día por día, el Despacho se ocupa en mejorar los elementos de las Escuelas, proveyendo las más necesitadas de los indispensable, como son los bancos, pizarrones, mapas, ábacos, cuadros ,murales, etc., y sólo se espera oportunidad favorable para acrecentar en debida forma el movimiento progresista.

El problema de Instrucción Pública es uno de los más esenciales que Venezuela tiene que resolver todavía, y de su eficaz resolución dependen en gran parte, como todos vosotros, lo sabéis, su gloria mayor y su positiva prosperidad en el porvenir.

R. González Rincones
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública. (1919). Volumen Primero. Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.

Documento Nº 3

Deficiencias para desempeñar la misión magisterial, Formación del maestro, Concurso por oposición y sus problemas, Necesidad de maestros en el interior de la República, Aumento de becas por entidad federal, Aumento de la matrícula en cada escuela normal, Nuevos edificios para las escuelas normales. R. González Rincones.


INSTRUCCIÓN NORMALISTA
1920

Esta rama de los conocimientos es una de las que más atención debe merecer por parte de las autoridades escolares. Su fin es el de suministrar contingente bien preparado para el servicio de los planteles.

Ya os he dicho que una de las principales deficiencias observadas en la práctica, es la falta de personas competentes para desempeñar cumplidamente la misión del Maestro. Es, pues, de la mayor urgencia, estudiar el asunto bajo todas sus fases, a fin de adoptar un plan en que, unidos todos los esfuerzos, pueda conseguirse el resultado deseado.

En la primera parte de esta Exposición os he hablado de un sistema de formar maestros en las localidades mismas donde deben utilizarse. Veamos ahora cómo podría mejorarse el que actualmente existe, de formar el maestro en un centro especial bien dotado, tanto por lo que a personal docente respecta, como a edificios y material de enseñanza.

El Gobierno sostiene un Internado para 42 alumnos en cada una de las Escuelas Normales Primarias que funcionan en la capital y la provisión de los puestos se hace por concursos de oposición.

La idea de que el futuro alumno obtenga la beca por el propio merecimiento no puede ser más plausible, y ello contribuye a apartar influencias de todo género que a la larga redundarían en perjuicio de los planteles. Pero desgraciadamente, la forma del concurso no es quizás laque mejor convenga por lo pronto, pues con frecuencia los que se han promovido, si no han quedado desiertos del todo, ha sido muy pequeño el número de los aspirantes que a ellos se han presentado.

Donde más se hace sentir la necesidad de Maestros es el Interior de la República; por consiguiente el punto principal es preparar los que vayan luego a servir las Escuelas de su propia localidad. Por lo regular, el estudiante del interior tiene siempre el temor de que el de la capital esté mejor preparado que él; a esto se agrega lo costoso de un viaje a la ciudad para presentar el correspondiente examen, donde las probabilidades de éxito están muy dudosas, y he aquí una de las razones por las cuales el concurso es impracticable por ahora.

Es menester adoptar otro procedimiento para facilitar el ingreso de alumnos en los Internados Oficiales.
Podría probarse con la selección de alumnos que por su conducta, aplicación y probable vocación para el magisterio, en las Escuelas, se hicieran acreedores a que el Gobierno costeara su educación. Esta selección la harían a fin de año, de común acuerdo, el respectivo Director de la Escuela y el Inspector Técnico. En esta selección se tendrían también presentes los resultados de los exámenes de los cursos de vacaciones anteriormente mencionados.

Con todo esto resultaría aún exiguo el número de maestros con que podría contarse en cada año escolar. Es de todo punto necesario aumentar siquiera a ocho las becas por cada Entidad Federal, cuatro para varones y cuatro para niñas.

Los Gobiernos de los Estados y las Municipalidades podrían, por su parte, prestar una apreciable colaboración al Ejecutivo Federal en un asunto de tanta trascendencia. En las dos Escuelas Normales que funcionan en la capital, una para cada sexo, dotadas de amplios locales, magnífico material de enseñanza y un selecto Cuerpo de Profesores, hay suficiente capacidad para recibir mayor cantidad de alumnos del Interior que fueran a dedicarse a la carrera del magisterio. En tal sentido, la colaboración consistiría, en costear la manutención siquiera de cuatro alumnos, dos de cada sexo, lo que representaría a los erarios regionales, la modesta erogación de trescientos veinte bolívares mensuales. Las Municipalidades por su parte, podrían contribuir con el sostenimiento de un alumno, para lo cual sólo tendrían que dedicar ochenta bolívares mensuales. De manera que los gastos resultarían muy reducidos. Si se toman en consideración los enormes beneficios que tal medida que tal medida les va a reportar.

Con este esfuerzo combinado, se elevaría a 203 el número de estudiantes de cada Escuela Normal y además, con el aumento de alumnos normalistas y la preparación de urgencia durante las vacaciones expuesta en la página VII, con la cooperación de aquéllos, quedaría resuelto el problema del personal, para ir reemplazando los elementos inútiles o inutilizados por su larga labor docente. En el caso de que por enfermedad u otras causas imprevistas se separara durante el curso el 25%, aún contaríamos con el apreciable número de 300 maestros graduados en el corto lapso de cuatro años.

De las dificultades que ha habido que vencer para la organización de estos Institutos, la falta de locales apropiados fue la que más preocupó al Despacho. El complicado mecanismo de estos planteles, la disciplina que en ellos debe reinar y otras circunstancias que sería prolijo enumerar, exigen para su regular funcionamiento edificios que por sus condiciones son difíciles de conseguir. Afortunadamente ha sido zanjado el inconveniente: el Gobierno ha arrendado un lujoso edificio para la Escuela Normal de Mujeres y no hace mucho dispuso la compra de otro para instalar en él la Escuela Normal de Hombres. Este último por su situación topográfica y por sus excelentes condiciones higiénicas, creo que satisfará las mejores aspiraciones. Está situado en la Av. de El Paraíso, es suficientemente capaz y posee un bello parque que ha sido destinado desde ahora para proporcionar recreo a nuestra juventud escolar femenina, los sábados y domingos, de 4 a 6 p.m. Como los sábados a esas horas están los niños en sus ejercicios gimnásticos en el Hipódromo y los domingos no hay clases, la utilización del parque no estorbará en nada el buen funcionamiento del plantel que se instale en el edificio existente o en los departamentos que se construyan posteriormente.

R. González Rincones
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública. (1921). Volumen Primero. Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.
Documento Nº 4

Instrucción Normalista. Generalidades (enseñanza normalista, inversiones), Internados (deficiencias, problemas con la distribución de becas), Plan de Estudios (descuido del componente profesional y práctico, nuevo personal directivo y docente, las cátedras de carácter pedagógico), Nuevos maestros (obtención de Títulos de Maestro de Instrucción Primaria), Reglamentos (Reglamento del Internado de la Escuela Normal Primaria de Hombres, Reglamento para organizar el servicio médico en los internados oficiales), Nuevo local para la Escuela Normal de Mujeres, Mensaje escolar (comunicación desde Buenos Aires, República Argentina), Títulos de Maestro (Título Oficial de Maestro de Instrucción Primaria a Pedro Arnal, otorgamiento de equivalencia del Título de Preceptor Normalista a César Arreaza). R. González Rincones.

INSTRUCCIÓN NORMALISTA
1923
Generalidades

La enseñanza normalista está destinada a preparar a los que la reciben para ejercer debidamente la carrera del magisterio. Huelga, por lo tanto, hacer comentarios acerca de la importancia que ella tiene para el progresivo desarrollo de los ramos a que está íntimamente ligada, entre otros al de la Instrucción Primaria, ya que, como es sabido, sin el maestro idóneo es poco menos que imposible emprender cualquier organización, sin correr el riesgo de obtener resultados negativos.

De aquí la preferente atención que el Despacho ha presentado siempre en las Escuelas Normales, en las cuales, si se ha obtenido algún rendimiento, ha sido tan limitado, que de ninguna manera corresponde a los esfuerzos del Gobierno Nacional ni a la largueza con que han sido dotados estos Institutos, para cuyo sostenimiento se han invertido y aún se invierten, cuantiosas sumas.
Internados

El Internado establecido en estos planteles, a fin de procurar facilidades a los futuros maestros del interior del país para hacer sus estudios en un medio más apropiado para su conveniente preparación, puede decirse que no ha correspondido a su objeto.

Varias son las circunstancias por las cuales no se han podido lograr los favorables resultados que tuvo en mientes el legislador: una de ellas, tal vez la principal, es que las becas se vinieron ocupando casi en su totalidad por alumnos de la capital y de las poblaciones cercanas, dándose el caso de que muchos de los Estados de la Unión no habían enviado, hasta hace poco, ningún contingente de alumnos, probablemente por las formalidades del concurso que se exigía para proveer las becas, que antes de presentar ocasión favorable a los interesados, les hacía perder toda esperanza, arriesgando todos los gastos de traslado y la consiguiente pérdida de tiempo.

De aquí, que a los maestros graduados no haya sido posible utilizarlos, salvo escasa excepciones, sino en las Escuelas del centro, descuidándose, por tanto, la provisión de los otros planteles.

La circular de fecha 21 de julio dirigida a los Presidentes de Estados, en la cual se encomienda a estos funcionarios el escogimiento de los candidatos para llenar dichas becas, vino a mejorar un poco la situación de los Internados; pero sería aventurado creer que se haya llegado todavía a un fin esencialmente práctico y de verdadera utilidad para los intereses escolares.

El Despacho se ocupa en estudiar las mejoras que puedan introducirse al respecto, tomando en cuenta las dificultades que se han presentado hasta ahora, para obviarlas en cuanto sea posible.

Plan de Estudios

En lo que respecta al plan de estudios, nótase hasta el presente que las actividades de las aulas se han encausado únicamente hacia la preparación de los alumnos en las materias que constituyen el plan escolástico, descuidándose bastante la correspondiente al profesional y práctico, que es tal vez la que efectivamente define al tipo del maestro.

A fin de corregir tales anomalías, se han tomado medidas urgentes para remediar el mal anotado, modificando el personal directivo de los Planteles y el cuerpo de Profesores de los mismos, hasta donde ha sido posible. Pero todavía falta mucho por hacer.

El Ministerio estudia detenidamente el asunto y se ocupa de la consecución de especialistas en la materia, a fin de confiarles las cátedras de carácter pedagógico, haciendo la debida separación entre la función docente y la administrativa de los Institutos, pues ésta reclama actividades de otro orden que al fin restan eficacia a la labor didáctica, la que más se necesita y la que en verdad mejora al utilizarse los servicios de aquellos. Delineados a grandes rasgos los inconvenientes que se han presentado para la debida organización de esta rama de la enseñanza, se expresan a continuación los progresos realizados en el año de la Cuenta.

Nuevos Maestros

Seis alumnos de la Escuela Normal Primaria de Hombres obtuvieron, después de haber rendido satisfactoriamente los exámenes legales, el Certificado Oficial de Suficiencia correspondiente al Título de Maestro de Instrucción Primaria. A la fecha estos maestros se encuentran prestando sus servicios en la Escuelas Federales. También obtuvieron el mencionado Certificado, siete alumnos de la Escuela Normal de Mujeres, que componían el Curso de Instrucción Normalista.

Reglamentos

La mejor organización de la Escuela Normal Primaria de Hombres, exigió la elaboración del Reglamento del Internado de dicho Instituto, con el objeto de corregir ciertas deficiencias que se habían venido observando en la práctica.

Otro Reglamento se dictó por Resolución Ejecutiva de fecha 9 de abril, para la conveniente organización del servicio médico de los Internados Oficiales.

Nuevo Local para la
Escuela Normal de Mujeres

Esta Escuela fue trasladada a un cómodo y espacioso edificio, donde en la actualidad funcionan, con la suficiente holgura, los tres departamentos de que consta el plantel, a saber: el correspondiente al Curso Normal y al de Perfeccionamiento, el que ocupa el Internado y el que se destinó para la Escuela Modelo de Aplicación.

Mensaje Escolar

Los documentos marcados con los números 342, 343 y 344, se refieren a los mensajes cruzados entre la Escuela N° 10 del séptimo Consejo Escolar de Buenos Aires, denominada Escuela “Venezuela”, por Resolución del Consejo Nacional de Educación de la República Argentina, y la Escuela Normal de Mujeres de esta ciudad, tendientes a un mayor acercamiento con aquel país hermano.

Títulos de Maestro

Previo el cumplimiento de los requisitos legales, se expidió el Título Oficial de Maestro de Instrucción Primaria al ciudadano Pedro Arnal.

Oído el informe del Consejo Nacional de Instrucción, se declaró la equivalencia del Título de Preceptor Normalista que le fue conferido al ciudadano César Arreaza, en la Escuela Normal de Preceptores “J.A. Núñez”, de Santiago, capital de la República de Chile.
R. González Rincones
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública. (1924). Volumen Primero. Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.

Documento Nº 5

Instrucción Normalista (las escuelas normales, organización de los cursos, internados, preparación y vocación, papel de los inspectores técnicos, aumento de internos en los cursos normalistas, importación de profesores especialistas, obtención de grado de maestro, programas de enseñanza). Rubén González.

INSTRUCCIÓN NORMALISTA
1925

Las dos escuelas normales que funcionan en la capital de la República, una para hombres y otras para mujeres, son los institutos encargados de la preparación de maestros para proveer las escuelas.

La marcha de ellas se ha regularizado mucho con las oportunas medidas tomadas por el Despacho para organizar los respectivos cursos. En la actualidad están en actividad en ambas, los tres años del curso normal con una inscripción de alumnos que en lo adelante mejorará, gracias al sistema adoptado por el Ministerio para proveer las becas de los internados de ambos planteles.

En efecto, estos internados son exclusivamente para alumnos del interior que luego de graduados se trasladen a sus respectivas localidades a prestar sus servicios en las escuelas oficiales.

Es, pues, lógico, que la escogencia de esos alumnos se haga por órgano de las autoridades escolares, las mejoras caracterizadas para apreciar la preparación previa y la probable vocación del candidato para el magisterio.

La práctica adoptada anteriormente, de que fueran los Presidentes de Estados quienes indicasen los candidatos para llenar dichas becas, no ha dado ningún resultado positivo. De aquí que el Ministerio se haya visto en la necesidad de variar el plan que pautaba la circular N° 15 de fecha 21 de julio de 1922; y para lograr mejor éxito se ha confiado esta misión a los Inspectores técnicos, a quienes se ha insinuado proceder al respecto de acuerdo con los preceptores y directores de escuelas.

Hoy el número de internos en los cursos normalistas ha aumentado notablemente, y es de esperarse que ese aumento siga en progresión creciente en los años venideros, porque la acentuación del crédito de estos institutos así lo hace presumir.

Ha contribuido mucho también para esta mejoría el aumento hecho a las pensiones del internado de la escuela normal de hombres.

No se ha dicho con esto que las escuelas normales estén dando los frutos que son de esperarse. Estamos muy lejos de ello. Apenas se comienza la organización, que traerá necesariamente la importación de profesores especialistas para los cursos pedagógicos, de manera que el futuro maestro esté mejor preparado en el difícil arte de transmitir los primeros conocimientos.

En el año de la cuenta obtuvieron el grado de maestro cinco alumnos de la escuela normal de hombres y trece de la de mujeres, todos los cuales están prestando sus servicios en las escuelas federales.

También fueron elaborados y publicados en el número extraordinario de la “Gaceta Oficial” de fecha 27 de junio del año en curso, los programas de enseñanza de los tres años de que consta el curso normalista.
Rubén González
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública. (1926). Volumen Primero. Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.

Documento Nº 6

Instrucción Normalista (incremento matricular, selección de internos, mejoras en las escuelas normales). Rubén González.

INSTRUCCIÓN NORMALISTA
1926

En la rama de los estudios normalistas se han alcanzado mejoras y progresos de incuestionable valor. Origen de las deficiencias de que adolecían las Escuelas Normales era el sistema que venía empleándose para la provisión de becas; hoy las provee directamente el Ministerio con las precauciones necesarias para que sólo lleguen los internados de dichas Escuelas, aspirantes que llenen las condiciones que la ley establece. El otorgamiento de becas no se inspira ya en razones de beneficencia, porque si la pobreza del solicitantes es apenas una condición que debe tomarse en cuenta, de ningún modo puede ser causa suficiente para concederlas, ya que las becas, como bien dice un profesor, no son un regalo para el individuo, sino un gasto que la Nación hace en pro de su propio porvenir.

Compuestos, pues, los cursos normalistas de alumnos capacitados por la preparación previa para adquirir los conocimientos técnicos que se dan en las Escuelas Normales, la labor de éstas se simplifica y por lo tanto se intensificará en el sentido de formar los futuros maestros, verdaderamente aptos para el desempeño de su delicada misión y a la altura moral e intelectual que exige de ellos la pedagogía moderna.

Rubén González
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública. (1927). Volumen Primero. Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.

Documento Nº 7

Instrucción Normalista (provisión de becas, los cursos normalistas). Actos del Despacho de Instrucción Pública, Vigoroso empuje de la instrucción pública, Analfabetismo, Aumento de inscripción y asistencia, Establecimientos docentes particulares, Cuidadosa selección del personal docente, Exámenes nacionales. Rubén González.


INSTRUCCIÓN NORMALISTA
1926

La instrucción normalista ha continuado su marcha evolutiva hasta donde lo han permitido los medios de que se dispone. Sin embargo, es de notarse cierto incremento en lo que a alumnos se refiere, debido a las constantes gestiones del Ministerio para lograr, con una discreta selección, conseguir en el interior del país alumnos internos que después de graduarse regresen a sus respectivas localidades para servir los planteles oficiales.

El procedimiento para esa selección se ha continuado en la misma forma que se expuso el año anterior, como que es el más práctico y el que mejor se presta para acabar con el tan mal entendido uso que se venía dando a los internados de esta clase de institutos.

Gracias a estas medidas se ha formado un regular grupo de alumnos en cada uno de los años de estudios que funcionan en las escuelas normales.

En los informes de los directores de estos planteles, documentos números 245 y 247, están explicadas detalladamente las mejoras de que han sido objeto esos institutos y los resultados obtenidos durante el año civil de 1926.
Rubén González


Tengo a honra presentaros mis patrióticas congratulaciones por vuestra reunión en Cámaras Legislativas.

En los años anteriores, al rendiros cuenta de los actos del Despacho de Instrucción Pública que me honro en dirigir, fue necesario que hiciera mención a las resistencias, francas o disimuladas, que, de parte de fuerzas y factores en los cuales siempre privó el interés particular, y a causa de vicios inveterados los más de ellos favorecidos por las deficiencias de las antiguas legislaciones del ramo, trataban de entorpecer la conveniente aplicación del régimen actual. Pero ya la evidencia de los resultados positivos ha convencido aún a los más reacios; y, desaparecidas las rémoras de toda oposición sistemática, el Despacho ha podido desarrollar en gran parte el plan de instrucción pública, cuyas líneas directivas explanadas extensamente en anteriores Memorias, concurren al punto de convergencia de todas las orientaciones, en la grande empresa de la Rehabilitación Nacional concebida y llevada a cabo por el Benemérito General Juan Vicente Gómez.

Estadista de amplia visión patriótica, al vasto alcance de cuya pupila vigilante no se ha escapado una sola de las múltiples necesidades que afligían al país por obra de males raciales o históricos, -azarosos tiempos de revueltas continuas, tradicional indolencia administrativa- el General Gómez no se ha limitado, en sus previsiones de verdadero y grande organizador de pueblos, a la obra material -modernas vía de comunicación, saneamiento y fomento de las rentas públicas, extinción de las oprimentes deudas externas, modernización del ejército, afianzamiento de la paz y del orden, protección al trabajo, fomento de las industrias nacionales- con todo lo cual ha sentado las bases de la prosperidad económica de Venezuela, sino que, al mismo tiempo, puesta en el porvenir aquella mirada clarividente, ha acometido la empresa espiritual, imprimiéndole a la instrucción pública vigoroso empuje y dotándola de una sabia organización. Cierto es que ya el nombre existía; pero de la cosa misma, apenas uno que otro signo exterior y puramente decorativo. Lo cardinal de la institución, la cultura de las masas populares, la instrucción pública gratuita eficaz y obligatoria, la escuela primaria, que antes no era sino un plan pedagógico y a la vez patriótico a base de una organización moderna, es obra y gloria exclusiva del General Gómez, como lo son igualmente la fundación de las escuelas normales y el impulso progresista que han recibido todas las demás ramas de la enseñanza pública, hoy a la altura de los más adelantados países.

Ya la instrucción pública no es un organismo escuálido, o más aún, efímero, sino una institución que revela vida y actividad, orden y disciplina y ahora sí puede considerársela como un verdadero factor del progreso patrio. Batido en sus oscuros dominios con las luminosas armas de la escuela, el analfabetismo vacila y cede el campo, día por día. La pavorosa cifra que antes de las administraciones del General Gómez arrojaba la población analfabeta, vergüenza de pueblos civilizados y peligro de las instituciones democráticas, disminuye rápidamente, y no es esperanza puesta en un porvenir remoto asegurar que, dentro de muy pronto, la veremos desaparecer completamente, porque un gran aliento anima la patriótica empresa en que todos estamos comprometidos: la fe inquebrantable en el engrandecimiento progresivo de Venezuela por la eficiencia de la mano providente que rige sus destinos.

Concentrado en mi deber y convencido de la bondad de la actual legislación del ramo, en el Despacho a mi cargo me he ceñido a cumplir y hacer cumplir las leyes sin debilidades ni contemporizaciones, y, una vez más, he tenido la satisfacción pública, como también vosotros podréis comprobarlo de los documentos que integran esta Memoria.

Bienestar económico y confianza en el porvenir por una parte, y convencimiento progresivo de la eficacia del régimen imperante, por la otra, son las causas del notable aumento de inscripción y de asistencia en los institutos oficiales, desde las escuelas primarias hasta las Universidades. Y resulta todavía más significativo el hecho, si se tiene en cuenta que en los últimos años, y por consecuencia de ese mismo apuntado bienestar económico y de la eficacia de la actual organización, son muchos y bien acreditados los establecimientos docentes de iniciativa particular que se han fundado en la República. Tanto éstos como los que sostienen la Nación y demás entidades Públicas, funcionan y progresan dentro del régimen legal que, respetando el principio de la libertad de enseñanza, reglamenta su ejercicio; subordinado, como es natural, las conveniencias particulares a las previsiones del Estado, encargado de garantizar todos los intereses vinculados a la expedición de un título profesional o científico, de cuyo otorgamiento el propio Estado es el único responsable. A este efecto, el Despacho de Instrucción Pública lleva un minucioso control de la marcha de todos los planteles, hasta de los que funcionan en los lugares más retirados, sin dejar de pasar inadvertida ninguna irregularidad, ni mucho menos contemporizar con intereses particulares en detrimento y perjuicio de los superiores intereses públicos que le están confiados.

En cuanto a los institutos oficiales especialmente, el gran crédito de que hoy gozan se debe a la buena organización técnica y administrativa que rige en ellos. Gracias a la cuidadosa selección del personal docente, que el Despacho ha venido haciendo sin otras miras que la idoneidad de los aspirantes a los cargos del Profesorado y del Magisterio, estas importantes actividades públicas se hallan en el presente desempeñadas por elementos preparados, sanos y de aspiraciones que renuevan y comunican vigor al organismo de la instrucción, levantando el decaído nivel intelectual de la función docente. Bien sabido es cómo antes esta delicada misión, o estaba acaparada por reputaciones estacionarias y hasta cierto punto hostiles a la renovación progresiva de los métodos de enseñanza impuesta por los adelantos continuos de la época actual en todas las ramas del saber humano, o era solicitada a título de auxilios económicos o de verdaderas canonjías, sobre todo en la enseñanza primaria y secundaria, por aquellos que, medianas inteligencias y voluntades débiles, no pudieron afrontar la lucha por la vida en los campos conquistados por los espíritus fuertes y bien preparados, buscaban oscuro y tranquilo arrimo a la sombra de un cargo de maestro o de profesor; y aportando a estas actividades sólo su inutilidad o su falta de fe en sí mismos, vegetaban como verdaderos parásitos de la institución, desacreditándola y desvirtuándola, y pervirtiendo la juventud cuya educación se les confiaba, con el funesto ejemplo de su pesimismo de fracasados.

Hoy, en cambio, el Despacho busca los funcionarios idóneos, maestros y profesores conscientes y entusiastas. Los estimula, les hace sentir la dignidad de su misión conjuntamente con la gravedad de su responsabilidades, los sostiene en sus puestos mientras llenen cumplidamente sus deberes, sin prestar oído a las maquinaciones bastardas, pues aquí, como en todas partes, siempre el mérito despierta torpes envidias; y sin atender a conveniencias particulares, ya que, afortunadamente -y éste es uno de los grandes beneficios que la administración pública ha conquistado bajo el gobierno del General Gómez- han pasado los inseguros tiempos del favoritismo, y hoy no se busca el puesto para el hombre, sino el hombre para el cargo.

Complemento y control de esa función docente que, desde las escuelas primarias hasta las Universidades, se desarrolla y se perfecciona día por día en forma evolutiva, la función examinadora a cargo de los Consejos Universitarios y del Consejo de Instrucción servidos por ciudadanos idóneos, se ha venido desenvolviendo dentro del mecanismo del régimen actual con resultados cada vez mejores. Un estricto espíritu de justicia impera hoy en los exámenes nacionales, que son verdaderas pruebas de la capacidad de los aspirantes. Sin condescendencias amistosas, libres de presiones de influencias extrañas, los Jurados examinadores sólo atienden a la suficiencia del examinando; y los numerosos aplazamientos, porcentaje natural de la cantidad cada vez mayor de estudiantes, son garantía de que, para el otorgamiento de los títulos y certificados oficiales, únicamente se tienen en cuenta los conocimientos y demás condiciones que la ley exige a los postulantes, con lo cual se afianzan, a la vez, los verdaderos intereses de aquellos que buscan en el estudio preparación para el eficaz ejercicio de una vocación efectiva.

Así también lo ha entendido ya el público sensato, y si el régimen imperante tuvo que luchar, al principio, contra la oposición que inevitablemente encuentra toda la reforma por evidentes que sean sus beneficios, hoy, por el contrario, la opinión pública está persuadida de la necesidad de mantener la actual organización del ramo, considerándola como la más llamada a levantar el aprendizaje, asegurando los conocimientos de los que se dedican a estudiar una ciencia, y como la única que puede hacer efectiva la educación primaria obligatoria, fuente de luz y de bienestar para las masas populares y deber ineludible de las colectividades que aspiran a vivir con dignidad en el concierto de las naciones civilizadas; y, al mismo tiempo, porque es experiencia hecha por el país que de la continuidad de una organización puede esperarse más que de las sistemáticas reformas, panaceas que no dieron ningún resultado en los pasados tiempos de agitaciones destructoras.

La obra marcha; mas no por esto deja de pedirnos, en todo momento, tanto a los funcionarios del ramo como a los otros poderes públicos y a la colectividad en general, esfuerzos continuos y armonizados a fin de que se logre la absoluta realización de los ideales que la inspiran.

Rubén González
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública. (1928). Volumen Primero. Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.

Documento Nº 8

Instrucción Normalista (organización de la instrucción normalista, deficiencia en la práctica magisterial, regularización de las horas / clase, provisión de becas para los internados, nuevos maestros en sus localidades de origen). Rubén González.


INSTRUCCIÓN NORMALISTA
1927

A esta importante rama de la enseñanza, cuya finalidad es preparar debidamente para la carrera del magisterio, se le ha dado también especial organización en el período de la cuenta, pues el Despacho ha seguido, con el mismo tesón de años anteriores, tomando las medidas necesarias para mejorar cada vez más la marcha de las escuelas normales, tanto en lo que respecta a su función docente, como a la provisión de becas para sus respectivos internados.

Al utilizar los servicios de los maestros recién graduados, se vino observando cierta deficiencia en la práctica magisterial, lo que dejaba ver una preparación experimental poco satisfactoria, a pesar de integrar la ley de suficiencia que es de exigirse al plan científico, pedagógico y práctico necesario para obtener con su aplicación cabal, no maestros en período de formación, sino institutores en capacidad de prestar servicios como buenos profesionales, familiarizados con el arte de transmitir, pues de lo contrario se constituirían las escuelas del país en campo de experimentación, donde por falta de dirección técnica, lo mismo pueden adquirirse buenos que malos hábitos, y quedaría sin objeto la existencia de las escuelas normales.

Consciente el Ministerio de la gravedad manifiesta, procedió con la energía que lo caracteriza a dictar una resolución en la cual se fija el número de horas de clases que de cada asignatura deben darse semanalmente y las que con toda puntualidad habrán de destinarse para las prácticas pedagógicas de los alumnos maestros.

También se exigió a cada uno de los directores de las escuelas normales el envío de un proyecto de horario formulado de acuerdo con la resolución en referencia, horario que fue aprobado por el Despacho previos al estudio y los reparos a que hubo lugar.

En la provisión de becas para los internados de cada instituto, se siguió el mismo procedimiento de los últimos años anteriores, que tan buenos resultados ha venido dando, y el cual ha sido encomendar a los Inspectores técnicos que en sus recorridas por el interior de sus circunscripciones soliciten jóvenes que reúnan los requisitos exigidos por la ley y tengan, además, una probable vocación para el magisterio.

Consecuencia verdaderamente beneficiosa de la medida antes anotada es la que permite al Magisterio utilizar los servicios de los nuevos maestros en las escuelas de sus respectivas localidades, pues a la vez que estimula los sentimientos de la propia comunidad, le ofrece garantías a la eficiencia de los planteles de enseñanza.

Rubén González
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública. (1928). Volumen Primero. Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.

Documento Nº 9

Instrucción Normalista (importancia de las escuelas normales, dotación de las escuelas normales primarias, contrato de profesores extranjeros, incremento en el número de becas en los internados). Samuel Niño.

INSTRUCCIÓN NORMALISTA
1929

La importancia que tienen las Escuelas Normales es capital para la estabilidad y debida organización del magisterio nacional; por tanto, una de las necesidades más urgentes por llenar para continuar la obra de organización emprendida en el ramo de la instrucción pública, es la dotación de las Escuelas Normales Primarias, conforme a un plan pedagógico científico, de manera que correspondan a los altos fines para que han sido establecidas, cuales son los de suministrar un contingente periódico de maestros para desempeñar las escuelas oficiales, ya que poco podría conseguirse con la creación de un ilimitado número de planteles para ser regentados por personas de escasa preparación en el magisterio, si se quieren lograr todos los frutos que son de desearse.

A fin de llevar a cabo la referida organización hay que contratar profesores extranjeros especialistas en la materia, para encargarlos de las cátedras pedagógicas y confiarles la dirección técnica y científica de las dos Escuelas Normales existentes y de las que puedan crearse en lo sucesivo -como se inició en la Exposición de la Memoria anterior-, al igual de lo que han hecho ya otras naciones hispano-americanas, donde en la actualidad se están apreciando las ventajas de la aplicación de los modernos sistemas de enseñanza.

Hecha la organización precedente y aumentando el número de becas en los internados de dichas escuelas, triplicándolo, por lo menos, podría asegurarse un regular contingente de maestros graduados en cada año, el que es por hoy en extremo deficiente en cuanto a cantidad.

Samuel E. Niño
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública. (1930). Volumen Primero. Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria, Secundaria Y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.

Documento Nº 10

Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista (logros en la instrucción pública, características del maestro, los nuevos maestros, selección del maestro, revisión del personal docente). Rafael González Rincones.

INSTRUCCIÓN PRIMARIA, SECUNDARIA Y NORMALISTA
1931

Los adelantos alcanzados por la instrucción pública bajo la dirección enérgica y consciente del Benemérito Jefe de la Rehabilitación Nacional, Juan Vicente Gómez, triplican en cantidad y calidad lo que en mil novecientos ocho constituía este importante Ramo de la Administración General. Sobre todo, en lo que se refiere a instrucción popular, las mejoras constituyen una transformación efectiva. La labor del Despacho ha sido tesonera y a medida que transcurren los años el progreso instruccionista se afianza y es cada vez más apreciable. Basta poner frente a las viejas las nuevas estadísticas, para que resalten con brillo inconfundible las mejoras llevadas a cabo. Aumento notable del número de planteles; sujeción de los estudios primarios a un plan metódico y científico, bajo el control del Estado; elevación de los sueldos; implantamiento de los modernos sistemas de enseñanza; colocación del niño en el plano de amor y de respeto que merece, en el anhelo de entregarlo a la vida apto para la lucha y para el éxito; he aquí, en síntesis, las valiosas conquistas de que podemos ufanarnos en los últimos 24 años de labores educacionales.

Pueblo joven el venezolano y de tan accidentado desenvolvimiento sociológico, sobra más de una razón para justificar las deficiencias de que aún adolece su organización cultural; máxime si se tiene presente la perpetua evolución y renovación de las materias pedagógicas en su afán de perfeccionamiento, tratándose de la niñez y de la formación de las generaciones futuras, obra en la cual nunca estarán satisfechas las aspiraciones de los pueblos y los gobiernos, en su perenne ascensión hacia la lejana meta del progreso.

En general, nuestro maestro es laborioso, disciplinado, respetuoso para con la colectividad en cuyo seno actúa, estudioso, amante del niño, y en gran número la vocación, la disposición nativa que en materias didácticas es la clave principal del acierto, ha determinado el escogimiento del oficio; mucho son los que cuentan sus servicios por lustros, lo que equivale a decir que tienen práctica de la profesión; pero eso solo no llena las aspiraciones del Despacho, cuyo anhelo es impulsar los conocimientos por rápidas sendas de adelanto, implantar los sistemas de aprendizaje activo, hacer de cada venezolano un factor de engrandecimiento patrio, suministrándose una enseñanza adecuada al medio, que no sea el conocimiento muerto sino la chispa fecunda a cuyo contacto se despiertan las energías creadoras, se abren orientaciones insospechadas y se ponen en movimiento secretas iniciativas que en la mente del niño aguardan ansiosas la mano que las saque a la vida de la acción.

Maestros que junten como en una sola aptitud didáctica las condiciones del instructor y del educador, tal el objetivo por cuya cabal realización se lucha con interés. Mientras no se cuente con un buen número de maestros preparados técnicamente y de cuya actuación por adelantado tenga el Despacho la seguridad del éxito, forzosamente tienen que continuarlas fluctuaciones y tanteos en la organización del personal docente. Por supuesto, que el problema no reviste igual carácter para todas las circunscripciones escolares, influyendo en dicha desigualdad en factores de orden local que están en relación con las condiciones de vida de las diferentes regiones del país. Hay circunscripciones cuya organización es un conjunto uniforme de orden y regularidad y donde la selección del maestro es fácil, lográndose en veces adquisiciones valiosas; pero en otras, inconvenientes múltiples entraban la acción oficial y la escuela no se mueve con la soltura deseada para producir frutos razonados y tempranos.

Con el interés que demanda su importancia, el Despacho estudia la solución de este grave problema, al cual está íntimamente ligado el porvenir de la escuela venezolana.

Al marcado interés del Despacho en buscar soluciones al problema del maestro obedece la Circular N° 4.222. Actualmente se está dando cumplimiento a esta Circular, merced a la cual se logrará una revisión completa y lo más honrada que caber pueda del personal docente. Este trabajo se imponía como medida previa a cualquier proyecto de reorganización; y ese trabajo se lleva a cabo en una forma severa, recta, con equidad y con justicia que satisfacen al Despacho, el cual, dentro de poco, poseerá una preciosa fuente de consulta formada con la historia breve de cada uno de los maestros venezolanos, seguida del correspondiente juicio de su personalidad. En lo sucesivo, se andará sobre terreno firme y se estará en capacidad de controlar cualquiera información tendenciosa, tan frecuentes, acerca de los maestros quienes se verán garantizados en la posición que disfrutan mientras su labor corresponda a los imperativos de competencia, moralidad y disciplina que reclama el noble apostolado de instruir y educar; y el Despacho verá así también cumplida una de sus ambiciones más justas, consistente en estabilizar el magisterio, aislándose de toda influencia que no sea la del bien de la instrucción, dándole fin a ese continuo cambio del personal del cual son secuela inevitable el estacionamiento del aprendizaje y la desorientación del niño, desde luego que todo cambio supone la iniciación de un nuevo curso y un nuevo período de adaptación.

Rafael González Rincones
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública. (1932). Volumen Primero. Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.

Documento Nº 11

Instrucción Normalista (Progresos en la instrucción normalista, renovación del personal docente, incremento en el número de aspirantes, las instalaciones de las escuelas normales, el Internado de la Normal de Varones, obsequio de aguinaldo, sede de la Escuela Normal de Mujeres, el servicio doméstico en los edificios). Rafael González Rincones.


INSTRUCCIÓN NORMALISTA
1931

Aparte de los cuidados de una organización del personal docente, lo más completa dentro de las presentes posibilidades, dos progresos de vasta trascendencia registra la Instrucción Normalista en el año de Cuenta, a saber: aumento de veintisiete becas en cada una de las Escuelas Normales y dotación a dichos Institutos de locales de la capacidad y condiciones higiénicas requeridas para su alta finalidad.

Ese aumento de veintisiete becas se hace ascender a setenta el número de las que dispone cada una de las Escuelas Normales de Caracas, es un paso de incalculable valor en el programa de mejoramiento del Despacho, que tiene así entre sus manos un factor inapreciable en su propósito de perfeccionamiento del magisterio nacional, pues de este modo, en períodos de tres años, puede irse renovando el personal docente con un número de ciento cuarenta maestros profesionales preparados.

En la historia de la Instrucción en Venezuela las Escuelas Normales jamás habían registrado cursos tan numerosos como los actuales; con la circunstancia favorable de que la indiferencia que antes había para esta clase de estudios, y que era una rémora de su progreso, se ha ido transformando en interés muy marcado; de tal suerte, que al comienzo del año lectivo en curso sobraron candidatos para completar las setenta becas oficiales, quienes, si no se aceptaron , fue debido a que los locales en que entonces funcionaban las Escuelas Normales no reunían ni la capacidad ni los demás requisitos esenciales para el servicio. Esos aspirantes fueron aplazados para el próximo año escolar y así quedaron inscritos.

Acerca de la instalación de las Escuelas Normales, ante todo manifestamos el regocijo con que el Despacho trata este tema, por ser uno de los asuntos a que ha dedicado más entusiasmo y atención, gracias al, apoyo que desde el primer día de haberse encargado de la Presidencia ha prestado al Benemérito General Gómez a todo lo que signifique bien para la República. En la tercera reunión de Gabinete que se celebró, fue resuelto por el Presidente ceder para el uso de la Instrucción el edificio que, con el objeto de dedicarlo a Cárcel Modelo, se había construido en el Cerro del Obispo.

Verificado el estudio que requería su adaptación a fines tan distintos, el Ministerio de Obras Públicas procedió activamente a modificar los salones que iban a destinarse a las clases y a techar uno de los patios, el más grande, para que sin estorbar la ventilación y la aireación, se pudiera disponer de toda la amplitud necesaria. Además, se le construyó un salón amplio hacia el Este del edificio, en una zona que quedaba disponible, y desde el cual se disfruta de una de las más hermosas vistas de Caracas. El mismo Departamento de Obras Públicas atendiendo a las indicaciones respecto al camino que conduce a “Nuevo Mundo”, procedió a suprimirle el obstáculo principal a su entrada y colocó un emparrillado en su lugar.

Modificado convenientemente el edificio se instaló allí el Internado de la Normal de Varones, y se proyecta ir paulatinamente agrandándolo, para ver si se logra, en pabellones circundantes, instalar los seis grados de una Primaria Completa en la colina, cuyas faldas se transformarían en frondoso parque.

El clima, la situación extramuros, la inmediata proximidad a la estación del Gran Ferrocarril Alemán y la solidez y condiciones higiénicas del edificio, hacen de esta adquisición una verdadera ventaja, pues, permitirá disponer de un edificio propio, susceptible de ser adaptado con toda amplitud a los fines educativos y a la postre se logrará tener dos Escuelas Normales Primarias Modelo, con terreno de sobra para todo lo que sea preciso ir haciendo.

Con motivo de los aguinaldos, pascua y año nuevo, los internos fueron obsequiados con un aparato de radio.

Aún en mejores condiciones se verificó la instalación de la Escuela Normal de Mujeres en el hermoso edificio que en El Paraíso posee la Nación y que venía sirviendo de asiento a la Escuela Normal de Varones. Mudado dicho establecimiento al Cerro del Obispo, se emprendió la revisión y reparación del local de El Paraíso con el fin de adaptarlo a las nuevas necesidades y a las nuevas orientaciones de la política instruccionista. De acuerdo con las indicaciones de este Departamento, que como anteriormente, y a propósito de la Normal de Hombres, encontró la más entusiasta cooperación en el Benemérito General Gómez, procedió el Ministerio de Obras Públicas a llevar a cabo las reparaciones que eran menester, así: aseo general del edificio que fue pintado en su totalidad; composición de todos los pisos y techos; construcción de una espaciosa galería en donde se encuentran alojadas parte de las internas; sanitarios modernos; reparación de la cocina e instalación de un termosifón de capacidad suficiente; arreglo del comedor en el corredor de entrada del internado, a cuyos efectos se techó y pavimentó; protección con tela metálica de todos aquellos sitios que favorecían la entrada de zancudos y otras plagas tropicales. Cien focos eléctricos hacen el alumbrado de la escuela.

Esto por lo que toca a edificios; acerca del servicio doméstico, menaje, etc., el Despacho experimenta una gran satisfacción al informar que se encuentra funcionando en excelentes condiciones, pues, no son otros sus deseos que los de que les haga grata su permanencia allí y los estimule al trabajo y al estudio.

Rafael González Rincones
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública. (1932). Volumen Primero. Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.

Documento Nº 12

Instrucción Normalista (situación general de las escuelas normales, maestro modelo, construcción en la Escuela Normal de Mujeres, medidas profilácticas, donaciones a las internas, nuevas escuelas primarias para experimentación y práctica, las prácticas pedagógicas, incremento del número de aspirantes, los servicios médicos, solicitud de equivalencias, empleo de maestros). Rafael González Rincones.

INSTRUCCIÓN NORMALISTA
1932

Entusiasmo entre profesores y alumnos, definida tendencia de renovación y de perfeccionamiento, un sentido más elevado de su delicada misión y mayor regularidad en las múltiples manifestaciones de su actividad son, en resumen, los frutos inmediatos que hoy pueden observarse en el ambiente de las Escuelas Normales, como consecuencia de los actos de carácter administrativo y docente con que se ha venido fomentando la instrucción normalista y de los cuales se dio cuenta detallada en esta misma Sección de la Memoria anterior. Y ello porque la rodeara de comodidades, los medios de vida y subsistencia de los alumnos y la labor de los profesores, se multiplican los factores de rendimiento y se infiltra y arraiga en unos y otros el concepto preciso de la elevada misión que les ha confiado el Estado, cual es la de producir el maestro modelo, tipo, o mejor normal, acertada significación del cualitativo con que se distingue esta categoría de Institutos, y a los elementos que en ellos se preparan.

Los actos de carácter administrativo antes mencionados fueron complementados en el año de 1932 con los que de seguidas se reseñan, a más de los detalles que sería prolijo insertar en este lugar: construcción de un nuevo pabellón en el local de la Escuela Normal de Mujeres, donde se acomodaron dos cursos de la escuela primaria anexa; periódica desinfección con azufre por la Oficina de Sanidad Nacional a instancias de este Departamento en los Internados de ambos institutos, y por el estilo, una serie de medidas profilácticas de observancia diaria y constante, que han hecho desaparecer casi totalmente la propagación de algunas epidemias peculiares de estas agrupaciones; donación a todas y cada una de las alumnas internas de la Escuela Normal de Mujeres de un bello uniforme, a nombre del Benemérito Jefe General Juan Vicente Gómez y a título de aguinaldo. Tan simpática cuanto útil providencia llenó de regocijo a las favorecidas y fue un nuevo motivo para que manifestaran su agradecimiento al Presidente de la República, por órgano de esta Ministerio.

Por lo que hace al régimen docente deberá mencionarse la providencia a que se contrae el documento número 148, pues aumentado de cuarenta y tres a setenta el número de alumnos internos en cada una de las Escuelas Normales, por la Ley de presupuesto en vigor, a más de los alumnos externos cada vez en aumento, se necesitaba como lógica consecuencia de un ensanche proporcional en el campo de experimentación y práctica de los alumnos normalistas, y no siendo suficientes para ello habilitaron también para el mismo fin las escuelas primarias graduadas “Zamora”, “San Martín” y la de un maestro número 81, para práctica de los varones; y para la de las hembras, las primarias graduadas “Fermín Toro”, “Simón Rodríguez” y la de un maestro número 41, anexa a esta última. Tal disposición fue transcrita a los directores de los planteles respectivos, para que a la vez que supervigilaran junto con el maestro del grado la disciplina de la clase, aportaron las cualidades de su experiencia y de su preparación al mejor éxito de la tarea encomendada al futuro maestro, sin perjuicio de la participación y dirección inmediatas de los profesores de Metodología de las Escuelas Normales, que tuvieron oportunidad de asistir a las referidas prácticas pedagógicas.

Ha continuado en aumento el número de aspirantes a becas en las Escuelas Normales, al extremo de que, en contraste con años anteriores, ni para la de varones hubo que practicar las acostumbradas diligencias de encomendar a los Inspectores técnicos la solicitud de candidatos entre la población escolar de sus jurisdicciones, pues, más bien hubo que aplazar muchos expedientes en ley, por estar ya previsto en el contingente para el nuevo año escolar. Esta circunstancia ha permitido hacer una selección entre los numerosos aspirantes de uno y otro sexo; y para los escogidos, junto con los otros requisitos de ley, se puso como condición sine qua non a los padres o representantes respectivos que la Escuela Normal sólo suministrarían el servicio de médicos y medicina para las enfermedades leves de los alumnos, y que las que requieran hospitalización y tratamiento especiales, serían costeadas por dichos padres o representantes. Para facilitar el cumplimiento de esta eventualidad, o de cualquiera otra de carácter urgente, se exigió la designación de un representante inmediato, con residencia en esta Capital, a falta del representante natural.

Nueva manifestación del crédito de que hoy gozan los institutos normalistas es la de que estudiantes de instrucción secundaria, hayan solicitado la equivalencia con el primer año de instrucción normalista, para incorporarse a estos últimos estudios.

A fin de corresponder a las legítimas aspiraciones de los maestros de Instrucción Primaria que coronaron sus estudios normalistas mediante aprobación en los exámenes integrales respectivos, el Ministerio tomó las providencias necesarias para emplearlos, ya en las escuelas de esta Capital, ya en las del Interior, según las posibilidades y los lugares de su proveniencia. En este particular la actitud del Despacho de colocar en primera oportunidad y en preferencia a cualquiera otra aspiración a los maestros que se gradúan en las Escuelas Normales, corresponde naturalmente a la conclusión de que si el Gobierno costea íntegramente durante tres o más años los estudios y el internado de un individuo para hacerlo maestro normal y hace este apreciable gasto porque nuestras escuelas necesitan perentoriamente de verdaderos profesionales, lo lógico es que al coronarse esta aspiración se utilicen enseguida sus servicios. Esta conducta es a la vez un halago y una garantía para quienes se dedicaren a seguir los estudios normalistas.

Rafael González Rincones
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública. (1933). Volumen Primero. Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.

Documento Nº 13

Instrucción Normalista (creación de escuelas normales particulares, requisitos del Estado, colocación de maestros normalistas graduados) Rafael González Rincones.


INSTRUCCIÓN NORMALISTA
1933

Pasos de efectivo adelanto registra el año de 1933, en la marcha de esta rama de nuestra Instrucción Pública, a saber: creación de dos Escuelas Normales particulares públicas, una en Mérida y otra en Maracaibo, y graduación del contingente más numeroso que en año alguno haya salido en las Escuelas Normales de Caracas desde la época de su fundación. Con lo primero queda establecido el precedente de que también la iniciativa particular puede colaborar con el Estado en la preparación académica de maestros normalistas, siempre, que, como en los casos presentes la organización y demás condiciones que reúnan los institutos particulares garanticen la eficiencia de tales estudios, requisito indispensable para que el Estado reconozca como pública aquella enseñanza y los alumnos puedan adquirir los certificados oficiales respectivos.

Maestra de las providencias tomadas por el Despacho para colocar a los 61 maestros normalistas graduados en las Escuelas Normales de esta ciudad en julio de 1933, es la circular cuyo texto se publica en el documento número 215. Para setiembre de dicho año, ya estaban todos ellos empleados en diferentes planteles federales de la República.

Rafael González Rincones
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública. (1934). Volumen Primero. Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.

Documento Nº 14

Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista (informes de inspectores técnicos y de directores de colegios, falta de maestros titulares, la vocación, los malos maestros, el niño y la naturaleza). Rafael González Rincones.


INSTRUCCIÓN PRIMARIA, SECUNDARIA Y NORMALISTA
1934

Por los informes de los Inspectores Técnicos, así como por los de los Directores de Colegios Federales, y particulares públicos, es fácil seguir la marcha de la instrucción en los distintos Estados de la Unión, así como el desenvolvimiento de la Instrucción Secundaria, todo dentro del más franco e intenso desarrollo.

Cada Inspectoría ha procurado la más cabal acción en su radio, para mantener la mayor disciplina y más eficiente labor. Se tropieza todavía con la falta de maestros titulares para muchas regiones, en donde hay que aprovechar los elementos de mejor preparación y significación; pero esto es cuestión tiempo; la vocación es el alma del magisterio y debe estar precedida de un espíritu de amor y desprendimiento, y hasta de abnegación y sacrificio. Los maestros han de penetrarse de la honradez que requiere su delicada misión, pues aquéllos que por su negligencia se abandonan no sirven como es debido, y al retardar la evolución del niño, hacen traición a las más caras esperanzas del país.

Da tristeza ver cómo la indolencia de algunos malos maestros, en medio al gran incremento de alumnos, deja perecer entre sus manos la sagrada custodia de herencias y promesas que se les confió, representada en cada futuro ciudadano; por lo que no les es dable desconocer que la patria será el conjunto de los aportes materiales, morales y científicos de cada uno de ellos. Otro punto de no menor importancia para el maestro es el inculcar al niño dentro de la zona en que le corresponda actuar, su amor por el campo, su cultivo y sus industrias, por la cría y su mayor fomento y desarrollo. El niño viene con los ojos abiertos a la naturaleza, toda contemplación ante sus múltiples recursos, y al maestro toca encauzar estas actividades bajo la pronta, asidua y eficaz dirección de las Inspectorías Técnicas. Debe, pues, ser primordial preocupación la escogencia de los elementos que puedan salvar el buen nombre del magisterio, al recomendar al Despacho, para preceptores, a personas de reconocida idoneidad.

Rafael González Rincones
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública. (1935). Volumen Primero. Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.

Documento Nº 15

Escuelas Normales (escuelas anormales, deficiencias en los institutos, nombramiento de profesores, proyecto de reorganización) Rómulo Gallegos.

ESCUELAS NORMALES
1935

Alguien ha llamado donosamente a estos Institutos, Escuelas Anormales. Tales son las condiciones de su funcionamiento. Empezando por el local, que no lo tienen; pasando luego al capítulo de material de enseñanza, deficiente como en todos nuestros institutos; con profesores nombrados muchas veces al acaso, que no reúnen las condiciones necesarias para ser maestros de maestros, no es posible que estos establecimientos respondan a lo que de ellos espera la sociedad. El Despacho está seriamente preocupado por la ineficacia de esos institutos, y estudia un proyecto de reorganización de esta importante rama de la educación.

Rómulo Gallegos
Fuente: Ministerio de Instrucción Pública. (1936). Volumen Primero. Tomo Primero. Exposición. Dirección de Instrucción Primaria, Secundaria y Normalista. Caracas: Imprenta Nacional.